Parolin insufla esperanza al pueblo de Ucrania: ''Dios convierta a los que siembran violencia''

El secretario del Estado vaticano ha celebrado una misa en el santuario de Berdychiv en el país del Este europeo, en la que invoca la paz en estos tiempos oscuros en el país

Parolin insufla esperanza al pueblo de Ucrania: ''Dios convierta a los que siembran violencia''

Vatican News

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La homilía fue pronunciada en ucraniano por Edward Kawa, auxiliar de la archidiócesis de Lviv de los Latinos. Parolin realizó el saludo inicial y la oración final a Nuestra Señora del Carmen.

Parolin quiso recordar el primer milagro que marcó la historia de este lugar. En 1627, Janusz Tyszkiewicz, gobernador de las tierras de Kiev y Zhytomyr, fue apresado en una batalla contra los Tártaros. Encadenado, prometió hacer alguna buena obra en honor de Dios y de la Virgen María si obtenía la libertad. Soñó que unos frailes desconocidos se le aparecieron rezando a Dios y a la Virgen por su liberación. Una vez liberado, decidió hacer construir un monasterio en Berdychiv para los religiosos que había visto en sueños y que tres años más tarde reconoció en los carmelitas de Lublin. La iglesia fue consagrada en 1642. En el altar mayor se colocó el icono de Nuestra Señora de las Nieves, copia del conservado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, conocido como Salus Populi Romani. La reproducción fue donada por el propio Tyszkiewicz, que anteriormente la había conservado con su familia, y en 1647 fue declarada milagrosa por el entonces obispo de Kiev, que se había curado tras rezar ante ella.

Ucrania está en la hora oscura del Calvario, invocamos la paz

En la misa, el secretario del Estado vaticano proclamó como primera lectura el episodio del sacrifico del profeta Elías en el Monte Carmelo, en el Primer Libro de los Reyes. En base a ese relato, Parolin asegura que la Iglesia debe llamar a «la oración incesante, para que Dios convierta los corazones de quienes, habiéndose alejado de sus caminos y convertidos en esclavos de su propio orgullo, siembran violencia y muerte, pisoteando en los demás la dignidad de hijos de Dios».

Furia e ira, guerras y asesinatos, escribió el antiguo autor Marcos el Ascético, intelecto de ciego. «¡En verdad debemos pedir al Señor, Él que es el médico celestial, que nos cure de estas enfermedades mortales y ponga en lugar de un corazón de piedra un corazón de carne!», exhortó además el cardenal.

Cuando ya no queden fuerzas para rezar, confía en Dios

Parolin también llamó a no perder ''nunca la confianza y la esperanza en Dios, sobre todo hoy, cuando parece que el mal nos domina, cuando los horrores de la guerra y el dolor de tantas víctimas y la destrucción masiva minan la fe en la bondad divina, cuando se nos caen los brazos y ya no tenemos fuerzas ni para rezar''.

Y añade que ''la muerte no tendrá la última palabra, se subraya, aunque uno se esfuerce por ver el horizonte de la Resurrección''.

La Virgen intercede: un futuro sereno y seguro para Ucrania

Parolin recordó que la Virgen ''nos acompaña suavemente hacia su gloriosa resurrección''. Invitó a contemplar el icono de la Madre de Dios de Berdychiv, representada como Odighítria, es decir, la que guía. María es ''la anunciadora de la aurora'', de Jesús, que es la Luz. Ella es consuelo en la tristeza, dispuesta a ofrecer un refugio seguro. ''A su Divino Hijo nuestras súplicas por el atormentado pueblo ucraniano''. Parolín añadió esta súplica:

''Oh Santísima Madre, haz que los niños y los jóvenes tengan un futuro sereno y seguro, que las familias sean focos de amor, que los ancianos y los enfermos reciban consuelo y alivio en sus sufrimientos, que los que defienden su patria sean protegidos de los ataques del mal, que los prisioneros de guerra vuelvan a abrazar a sus seres queridos y que las víctimas sean acogidas en el Reino de los Cielos''.

La celebración terminó con la recitación de ''Flos Carmeli'', el himno de los carmelitas, una oración que compuso Simón Stock, sexto prior de la orden en el siglo XIII. Seguidamente, el Cardenal Secretario de Estado ofreció un rosario del Papa como ''compromiso de todos para seguir rezando para que la Virgen venga a satisfacer nuestras necesidades y exigencias''.