La persecución que sufren los cristianos en Egipto: "Muchas chicas jóvenes son raptadas y obligadas a casarse"
La misionera Expedita Pérez ha estado presente siete años en el país de las pirámides
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Expedita Pérez se encuentra en España estos días, donde ha asistido a la presentación en Madrid la Jornada de la Infancia Misionera, que se celebra este domingo 26 de enero, centrada en los menores migrantes. La comboniana canaria conoce muy de cerca la necesidad de ayudar a los pequeños en países donde los recursos son muy escasos. No en vano ha permanecido durante ocho años en Sudán del Sur como misionera y otros siete en Egipto. Ahora le tocará propagar el Evangelio en Turquía. Un proyecto que, como nos ha confesado, le ilusiona enormemente.
Desde su juventud Expedita Pérez, era la encargada de activar todo tipo de campañas desde el centro misionero de Canarias, entre ellas la de la Santa Infancia. Una tarea que ha realizado también a lo largo de estos tres lustros en ambos países africanos, donde Expedita se dedicaba al acompañamiento de los niños en las guarderías y de las madres embarazadas.
En Egipto, trabajó los primeros años con niños refugiados, especialmente procedentes de su anterior misión, Sudán del Sur, y también eritreos. Expedita Pérez ha precisado que, actualmente, en el país de las pirámides conviven unos 248.000 refugiados, de los cuales unos 94.000 son niños, de los que 3.000 llegaron sin acompañamiento.
Durante las sucesivas campañas con motivo de la Infancia Misionera, Expedita trataba de concienciar a los refugiados que eran unos afortunados respecto a los que no tuvieron la oportunidad de abandonar Sudán del Sur: “Los chicos reconocían que vivían mejor en Egipto que en Sudán del Sur, porque al menos tenían comida y educación, pese a que fueran considerados ciudadanos de tercera y sufrieran episodios de racismo. Yo les pedía que no se olvidaran de los que no pudieron marcharse. Eran conscientes de todo”.
La vida para los cristianos que residen en Egipto no es sencilla. Si bien los atentados se han reducido con la llegada del nuevo Gobierno, en la vida cotidiana la persecución sigue presente: “La convivencia entre los musulmanes y los cristianos es cordial. El problema llega con los litigios legales, ya que el musulmán sabe que tiene más derechos que el cristiano. En la Universidad, los estudiantes que procesan la religión cristiana no pueden ser los primeros de la clase, aunque sean los que más destaquen”, detalla la misionera comboniana.
Lo que más preocupa a la misionera sin embargo es la situación que viven las mujeres en ciudades de pequeñas dimensiones, como Alejandría: “Muchas chicas jóvenes son raptadas y secuestradas, porque si duermen fuera de casa y han tenido relación con el otro sexo, son obligadas a casarse. Es un método que usan los terroristas, porque no se les puede llamar de otra manera, para perseguir a los cristianos”.
Por contra, las religiosas en Egipto sí que son respetadas por el testimonio de servicio gratuito que prestan a todos. De hecho, en las escuelas y los hospitales la mayoría de los atendidos son musulmanes.