El prefecto de la Congregación para el Clero habla sobre el celibato: “Sin fe, no se entiende”

El obispo coreano You Heung-sik ha destacado que los sacerdotes no caen del cielo por lo que es indispensable una formación "comunitaria y misionera"

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Santiago Tedeschi PradesSara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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You Heung-sik es el primer Obispo coreano presente en la curia romana, nombrado prefecto de la Congregación para el Clero ha destacado “que los sacerdotes no caen del cielo” por lo que es necesario “una formación permante” quel es yude a afrontar con valentía los retos del mundo.

En una entrevista concedida a ECCLESIA en el marco del 25º aniversario de la erección canónica de la Facultad de Teología, que se encuentra en el origen de la actual Universidad Eclesiástica San Dámaso el prefecto explicó que “sin renovación del clero no hay renovación de la Iglesia”.

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— ¿Qué renovación necesita el clero para seguir siendo testimonio en la sociedad actual?

Cuando entramos dentro de una parroquia, siempre vemos al sacerdote como el rostro de la Iglesia Católica. Pero cuando vemos al sacerdote como si fuera un «pequeño Jesús» que vive el Evangelio y que vive lo que Jesús dijo, la Iglesia cambia. El sacerdote puede tener tres roles: es como si fuera un hijo de la comunidad. Jesús instituyó el sacerdocio para servir a la comunidad; por tanto, sin comunidad, no hay sacerdote. El sacerdote, a través de su voto particular, el sacerdocio ministerial, celebra la Eucaristía, centro de la comunidad y esto puede hacer de él, padre de la comunidad. Y el sacerdote puede también ser hermano de la comunidad que la conduce hacia el Reino de Dios. Es padre, hijo y hermano en la comunidad y estos tres roles cambian constantemente. Si el sacerdote es solamente un padre se convierte en clericalismo. Cuando el sacerdote se renueva, la Iglesia puede renovarse.

En declaraciones suyas, expresó que es muy importante «formar sacerdotes que sepan inclinarse ante el sufrimiento humano de tantos hermanos» y que «los buenos sacerdotes no surgen de la nada», dijo usted. ¿Es necesario seguir un camino serio de formación permanente, que les ayude a afrontar con valentía los retos del mundo?

Yo diría que el sacerdote “no cae del cielo”. El seminario es un lugar donde se forma a los sacerdotes y están allí dentro 6-7 años. Si pensamos, un niño se convierte en adulto a los 18-20 años. El sacerdote también debe caminar y estos caminos deben formar al sacerdote. Lo importante es que este camino sea comunitario y misionero. El Papa Francisco dijo una vez que cuando nos encontramos con una persona en dificultad, una persona pobre, se necesita el sentimiento, pero eso no es suficiente. Tienes que vaciar tus bolsillos, abrir tu cartera, darle lo que tienes. Este es el primer paso. Segundo paso: tienes que tocar su mano. Y la tercera: hay que mirar a los pobres a los ojos. El verdadero sacerdote es una persona concreta como lo es Jesús. Por ejemplo, cuando Jesús lava los pies de los discípulos, se quita la ropa, lava los pies y los limpia. El amor tiene que ser siempre concreto, nunca abstracto. El Papa Francisco dice también que el buen sacerdote es como un buen samaritano. El modelo del sacerdote es el Buen Samaritano. Hay que acercarse a las personas en dificultad, no mirarlas desde lejos. En el mundo de hoy hay muchas dificultades, mucha gente abandonada, pero se necesita ayuda concreta. La caridad es siempre concreta, nunca abstracta.

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— En 2021, tras su elección como Prefecto, declaró que «el celibato sacerdotal, que todos hemos aceptado como un don del Padre, no nos obliga a vivir nuestro ministerio como huérfanos, sino que nos sabemos felizmente incluidos en una gran familia». El Papa Francisco acaba de confirmar su asistencia al simposio sobre celibato, vocaciones y tradición. No obstante, este es un tema ya aclarado en varias ocasiones por parte del Santo Padre, ¿no es así?

—Yo creo que el Papa no pondrá el celibato como argumento principal en el simposio, pero sí que el Papa dirá cómo deberiamos vivirlo. Incluso el celibato para mí no es facil de entender, es un misterio que hay que vivir en la fe. Sin fe no se entiende. También el matrimonio es algo muy bonito, pero incluso San Pablo dice que casarse con el Señor es aún más hermoso. Yo he decidido no formar una familia con una mujer y he decidido no crear una familia pequeña. Mi tarea ahora es toda la humanidad, una familia más grande, esto también es belleza. Para servir a los demás en dificultad, el celibato es la mejor condición. Yo también participaré en el simposio, pero el celibato es un misterio que se vive en la fe.

— Los obispos españoles, que han vuelto recientemente de la visita ad limina y que pudieron trabajar en su dicasterio, aseguraron que esos días fueron «una experiencia de la catolicidad de la Iglesia». ¿Qué aspectos se trabajaron con más profundidad en esas reuniones?

—He conocido a los cuatro grupos de obispos españoles y fue un gran enriquecimiento para mí. Incluso entre ellos, viviendo en España, no tienen muchas oportunidades de encontrarse o lo hacen de una manera distinta. Al venir a Roma sienten que son parte de una familia más grande, una Iglesia universal. Cada grupo era “ aun más bonito que el otro”. Ha sido también una oportunidad para hablar entre nosotros, sobre cómo llevar juntos los problemas y las dificultades siempre siguiendo el Evangelio y los ojos de Dios. Muchos obispos vienen a Roma y es una alegría inmensa. Cada país es diferente pero es una belleza, un auténtico regalo.

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