¿Quién era Santa Catalina Tekakwitha, propuesta por el Papa como modelo de "celo apostólico"?

La primera santa nativa norteamericana murió con tan solo 24 años y, este miércoles, el Papa Francisco ha dedicado la última audiencia del mes de agosto sobre esta joven

¿Quién era Santa Catalina Tekakwitha, propuesta por el Papa como modelo de "celo apostólico"?

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco ha continuado el ciclo de Audiencias Generales dedicadas a la misión de la Iglesia y, un miércoles más, ha orientado su catequesis sobre el "celo apostólico". Hoy, el Santo Padre ha escogido como "modelo de celo apostólico y la pasión por el anuncio del Evangelio a Catalina Tekakwitha", primera santa nativa norteamericana.

ECCLESIA ha querido recordar algunas claves de la vida de esta joven, propuesta por la Iglesia como modelo de santidad y que murió con tan solo 24 años.

Una vida corta y marcada por el sufrimiento

Santa Catalina, muy conocida como Kateri, nació en 1656: su madre era algonquina cristiana y su padre pagano, era el jefe Mohawk en la aldea fortificada de Mohawk Canaouaga u Ossernenon, conocida hoy como Auriesville, localidad del actual estado de Nueva York. Cuando tenía solo 4 años de edad, sus padres y su único hermano murieron de una epidemia de viruela y, aunque Kateri pudo sobrevivir de esta enfermedad, esta le marcó algunas huellas en su cara y una discapacidad grave en su vista. A causa de esta minusvalía, se burlaban de ella llamándole Tekakwitha que en la lengua local significaba, “la que busca el camino” o “la que tropieza con las cosas”.

La huérfana pasó a la tutela de su tío, quien no veía el cristianismo con buenos ojos y obstaculizaba a su ahijada seguir practicando la fe como había aprendido de su madre. Como él, otros muchos parientes de la aldea de Kareri, le hacían la vida difícil y, a veces, la privaban de alimentos porque se negaba a trabajar en domingo.

Un gran amor por la cruz, signo definitivo del amor de Cristo

Santa Tekakwitha encontró el consuelo en los tres jesuitas que pronto fundaron una misión en su pueblo. Uno de ellos la animó a que se fuera a vivir a la misión de San Francisco Javier en Kahnawake, porque su intención era vivir mucho más unida a Cristo.

Recibió la Primera Comunión en la Navidad del año 1677 y se quedó en la aldea durante tres años, dando ejemplo de virtudes cristianas hacia las personas necesitadas y que sufrían. Además, “asistía a misa todas las mañanas, dedicaba tiempo a la adoración ante el Santísimo Sacramento, rezaba el Rosario y llevaba una vida de penitencia”, ha señalado el Santo Padre este miércoles. "Estas prácticas espirituales impresionaban a todos en la Misión; reconocían en Catalina una santidad que atraía porque nacía de su profundo amor a Dios”, añadió el Papa.

Feliz desenlace de su vida

Toda la vida de Santa Catalina Tekakwitha estuvo alimentada por la oración y por los sacramentos y, cuando murió el 17 de abril de 1680, consumida por una intensa fiebre, entregó su alma al Padre diciendo: “¡Jesús, te amo!”. Antes, había prometido a los presentes que rezaría por todos en el cielo.

“Catalina cumplió su vocación con sencillez, amando y alabando a Dios y enseñando a aquellos con los que vivía a hacer lo mismo”, ha explicado el Papa argentino. Después de su muerte, las señales de la viruela desaparecieron de su rostro. Hoy sus reliquias son custodiadas por los jesuitas en Caughnawaga, en la diócesis de Albany. Fue beatificada por el Papa San Juan Pablo II en 1980 y canonizada el 21 de octubre de 2012 por el Papa Benedicto XV. La Iglesia celebra su memoria el 17 de abril.

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