Un sacerdote ayuda a una madre sin hogar a dar a luz a dos gemelos: salvó 'in extremis' al segundo

El Padre Jesús Mariscal salía de su parroquia para dirigirse al supermercado, y de repente vio cómo una mujer sin techo gritaba de manera desesperada: "¡Lo estoy teniendo ahora!"

Un sacerdote ayuda a una madre sin hogar a dar a luz a dos gemelos: salvó 'in extremis' al segundo

Redacción Religión

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El sacerdote Jesús Mariscal ayudó a una mujer sin hogar a traer al mundo a sus dos hijos en Washington. El propio presbítero ha compartido su historia, ocurrida el pasado 2 de septiembre, en el medio 'Catholic Extension'.

Mariscal es vicario parroquial de la Catedral de San Pablo en Yakima. Aquel día de finales de verano, salía de la rectoría a un supermercado para comprar un donuts y regresar pronto para celebrar una reunión de preparación al matrimonio con una pareja de novios.

Al pasar por delante de la estatua de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, situada en los aledaños de la catedral, vio a una indigente en apuros. El Padre Mariscal no podía creer lo que estaba presenciando: sangre en los pies de esta mujer sin techo. A su malestar se unían los gritos de dolor de la joven: "¡Lo estoy teniendo ahora, lo estoy teniendo ahora!", exclamaba mientras sus dos hijos estaban a punto de nacer.

Ante estas circunstancias, el sacerdote americano se puso en contacto con emergencias y, acto seguido, ayudó a la madre a tumbarse. A continuación, siguió paso por paso las instrucciones del equipo de emergencias, que le indicaba las órdenes por teléfono.

No era un bebé, sino dos los que estaban en el vientre de la madre: "¡Voy a tener otro!"

En cuestión de segundos, la mujer dio a luz a un niño. El Padre Mariscal entregó a su madre el bebé, que no paraba de llorar. Cuando pensaba que todo había terminado (no estaba previsto que nacieran gemelos o mellizos), la madre volvió a gritar desesperada: "¡Voy a tener otro!", volvía a exclamar ante la atónita mirada de Mariscal.

Pero el sacerdote siguió adelante y contribuyó de manera decisiva a que diera a luz el segundo bebé. Jesús Mariscal informó a emergencias, en constante conexión telefónica, que la criatura estaba aún en la bolsa amniótica, la membrana protectora que rodea al niño en el útero. El Padre Mariscal vio que el bebé se movía dentro de ella.

El operador de emergencias le dijo que lo abriera. La tarea resultó más difícil de lo esperado. Sin herramientas a su disposición y el tiempo en su contra para salvar al bebé de morir, Mariscal fue finalmente capaz de romper el saco con sus manos, solo para descubrir que el pequeño bebé no respiraba.

El Padre Mariscal salva la vida del segundo bebé

La situación era desesperada, porque el segundo bebé tenía el cordón umbilical enrollado alrededor del cuello. El operador pidió al Padre Mariscal que pusiera al niño de lado y le diera suaves golpecitos en la espalda. Al cabo de unos instantes, la criatura empezó a gritar. Se había salvado. Jesús Mariscal no dudó en colocar al bebé en el único brazo libre de la mujer sin hogar. Tras unos minutos llegó el equipo de emergencias que se ocupó del resto.

A todo esto, el Padre Mariscal envió un mensaje de texto a la pareja con la que debía reunirse para la preparación al matrimonio para excusarse por su retraso: "Siento llegar tarde a nuestra cita. Estaba ayudando a una señora a traer gemelos al mundo", les escribió.

La historia, al ser de película, hizo que la pareja pensara que se trataba de una broma del sacerdote para justificar su tardanza: “No hace falta que mientas", le respondieron.

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