Sor Andrè se convierte en la persona más longeva del planeta con 118 años: "No tengo miedo a morir"

La monja de origen francés es desde octubre de 2017 la francesa viva más longeva y, desde junio de 2019, la europea con mayor edad

Sor Andrè se convierte en la persona más longeva del planeta con 118 años: "No tengo miedo a morir"

Redacción Religión

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En las últimas horas ha fallecido la japonesa Kane Tanaka, considerada hasta el momento como la persona más anciana del mundo, con 119 años de edad. El relevo lo ha tomado una monja francesa, Sor André, con 118 primaveras en su haber.

Sor André (llamada Lucile Randon) nació el 11 de febrero de 1904 en Alès, al sur del país galo en el seno de una familia protestante no practicante. La religiosa tomó los hábitos a los 19 años y forma parte de la congregación de las Hijas de la Caridad desde 1940. Se trabajó hasta finales de los años setenta, cuando se jubiló.

Desde el año 2009, vive en una residencia de ancianos de Toulon, en la turística Costa Azul francesa. El secreto para llegar en tan buen estado con 118 años (superando además la covid-19, enfermedad que contrajo en la residencia junto a otros ochenta ancianos) está en la oración y en una taza de chocolate caliente cada día es la receta que ella misma recomienda para mantenerse sano.

Y es que Sor Andrè se encuentra bien de forma general, si bien ha perdido la visión y debe moverse en silla de ruedas. Desde octubre de 2017 está considerada como la francesa viva más longeva y, desde junio de 2019 como la mayor de las europeas. En 2018 perdió a su hermana gemela. El 25 de marzo de 2019, Lucile Randon se convirtió en la segunda persona francesa más longeva de todos los tiempos cuya edad se reconoce oficialmente, detrás de Jeanne Calment de 122 años.

Durante su contagio por covid-19, Randon se mantuvo aislada en su habitación y no sufrió ningún síntoma más que sentirse cansada. El 8 de febrero, pocos días antes de cumplir 117 años, se informó de que se había recuperado, convirtiéndose en la sobreviviente más longeva del virus. Cuando un periodista le preguntó si tenía miedo de tener el virus, respondió: "No, no tenía miedo, porque no tenía miedo de morir".

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