Zuppi lamenta que "Europa hace demasiado poco por la paz": "El diálogo es un trabajo duro"
Al inaugurar el 'Meeting de Rímini' dedicada a la amistad, el cardenal ha instado a adoptar una nueva actitud: "Que nadie sea enemigo ni indiferente: la amistad es más fuerte"
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El cardenal Zuppi ha abierto este domingo el 44º Encuentro de Rimini y ha recordado que el “diálogo es un trabajo duro, porque hay que superar muchos prejuicios”. Dialogando con representantes de algunas empresas y obras sociales, el cardenal ha advertido que “la amistad social no es intimismo egoísta, como diría el Papa Francisco, sino necesariamente operativa”.
“La amistad social es la construcción de la paz y no tenemos que acostumbrarnos nunca a la guerra”, ha recordado Zuppi. Al llegar a Rimini, Zuppi ha comentado su misión de paz en Ucrania y Rusia (ha visitado Washington y no se descarta un posible viaje a China) y ha admitido que entre rusos y ucranianos hay puntos de vista “muy diferentes”. En una entrevista a Il Sussidiario, Zuppi ha subrayado que “estas diferencias no deben hacernos perder la claridad de la responsabilidad, del agresor y del agredido. Debemos creer que hay un camino para llegar a una paz justa y segura, no con las armas, sino con el diálogo. Esto nunca es una derrota y exige garantías y responsabilidad por parte de todos”.
"Cada día que pasa vemos morir a tanta gente, un odio que se hace más profundo, una contaminación que se hace insoportable para todo el medio ambiente. Esto es realmente una guerra mundial a pedazos", dijo el cardenal. En la entrevista, Zuppi ha advertido a Europa que “hace demasiado poco” por la paz: “El diálogo no es traición, sino el esfuerzo por encontrar una paz justa y segura, no con las armas, sino con el diálogo. Créanme, esto no es ingenuidad".
En la homilía de la misa de inauguración del Encuentro de Rimini, Zuppi señaló a que "el sueño de una amistad de todos los pueblos choca con la tentación de permanecer encerrados en sí mismos o, peor aún, de buscar la seguridad levantando nuevas fronteras, con antagonismos y polarizaciones siempre peligrosas porque no ayudan a comprender ni a encontrar soluciones; con prejuicios resistentes y amplificados por lo digital; con racismos e intolerancias que nunca son inofensivos ni inertes, porque envenenan y arman las mentes, los corazones y las manos".
El cardenal ha recordado también que tantas "invocaciones al sufrimiento se pierden en el vacío, en un mundo distraído e indiferente, sin respuesta: en la tragedia de las guerras, en la inmensidad del desierto y del mar, en un mundo hostil e indiferente porque no es amigo".
Por ello, al inaugurar la edición dedicada a la amistad, ha instado a adoptar una nueva actitud: "Que nadie sea enemigo ni indiferente: la amistad es más fuerte y no debemos resignarnos al sufrimiento, para que el mundo vuelva a ser amigo de todos. Este es nuestro compromiso para cambiar la historia", que debe llevar "a no buscar la seguridad levantando nuevas fronteras".