Acoso e intentos de secuestro para ser convertida al Islam: el sufrimiento de una niña cristiana en Pakistán
Arushma ha pedido amparo a Derechos Humanos tras meses de amenazas por parte de un musulmán que quería obligarla a casarse con él
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La familia de una niña cristiana, Arushma Ejaz, se ha visto obligada a pedir amparo a la organización de Derechos Humanos de Pakistán tras sufrir el acoso durante meses de un varón musulmán que intentó secuestrarla y obligarla a casarse con ella. Un nuevo episodio de violencia contra la comunidad cristiana que ha tenido lugar en Rabbani Colony.
Tras una serie de intimidaciones y episodios violentos, fue la madre quien acudió a esta organización, ya que la policía hizo caso omiso a las constantes denuncias. El acosador recibe el nombre de Ghulam Jelani, que ya intentó raptarla a mediados de julio para convertirla al Islam y obligarla a casarse con él.
En este primer episodio de violencia, Jelani irrumpió armado en la casa de Arushma y sólo se marchó tras la intervención del vecindario, ya que la policía llegó más tarde. En los días siguientes continuó siguiendo a la joven con la misma intención de llevársela consigo.
Jelani llegó incluso a amenazar con matar a los hermanos de la joven si ella se negaba a casarse con él, y luego trató de intimidar a la familia diciendo que los acusaría de violar la ley de blasfemia.
Fue entonces cuando la madre de Arushma se puso en contacto con Derechos Humanos de Pakistán, que inició inmediatamente un proceso judicial de urgencia en el Tribunal del Distrito de Faisalabad.
La organización humanitaria no consiguió que la policía registrara una primera denuncia hasta el 2 de septiembre. Arushma y su madre declararon ante el tribunal diez días después, bajo un régimen de máxima seguridad.
El presidente de los Derechos Humanos de Pakistán, Naveed Walter, explicó que los secuestros, las conversiones y los matrimonios forzados "todavía no son considerados una cuestión de Estado con la debida seriedad". El gobierno a veces alude a estos problemas como cuestiones individuales de alto perfil, pero nunca aborda las causas subyacentes, y mucho menos intenta eliminarlas", explica.
Un problema importante sigue siendo la reticencia de la policía a dar seguimiento a estos casos. La policía mantuvo detenido a Jelani durante un tiempo y luego lo puso en libertad antes de que sea juzgado. "Desde la primera llamada a la policía hasta su intervención pasaron 47 días", señaló Walter.
Además, mostró su preocupación por la libertad efectiva y la equidad en los juicios en los que están implicadas niñas de minorías religiosas, ya que "a menudo las figuras políticas y religiosas apoyan públicamente a los culpables", por lo que reclama a las autoridades a dejar de "proteger a los secuestradores y violadores que se esconden tras las conversiones y los matrimonios forzados para evitar ser castigados por la ley".