La Comunidad de Sant'Egidio, los Jesuitas y las Scalabrinianas piden acogida para los refugiados de Lesbos

Las tres realidades reclaman una intervención de la Unión Europea para acoger lo antes posible los evacuados del incendio en Moria

La Comunidad de Sant'Egidio, los Jesuitas y las Scalabrinianas piden acogida para los refugiados de Lesbos

Vatican News

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La Comunidad de Sant'Egidio, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y las hermanas misioneras de San Carlos Borromeo (Scalabrinianas) piden acogida e integración "para salvar a las personas más vulnerables, empezando por los enfermos, las mujeres y los niños" que se encuentran en Lesbos.

Reiterando lo que el Papa dijo en el Ángelus del pasado domingo, cuando invitó a los solicitantes de asilo a recibirlos humanamente y con dignidad, un comunicado conjunto lanza un llamamiento, para que, tras el incendio que destruyó el campo de refugiados de Moria y creó enormes dificultades para los que "ya vivían en el infierno", "nada sea igual que antes".

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Tomar con urgencia decisiones importantes

"Que la Unión Europea, en colaboración con el gobierno griego, intervenga inmediatamente en señal de acogida e integración de un número de personas que está ciertamente a su alcance", se lee en el comunicado, que invita a tomar con urgencia decisiones importantes en las próximas horas. "Sólo favoreciendo la vía del diálogo y de las relaciones pacíficas, será posible llegar a una solución en interés de todos", sostienen la Comunidad de Sant'Egidio, el Servicio Jesuita para los Refugiados y las monjas Scalabrinianas.

"Retrasar o, peor aún, fingir que no pasa nada, mientras se espera que se cree una nueva precariedad permanente en detrimento de las familias que viven en la isla desde hace meses, algunas desde hace años, será una grave culpa para un continente que es símbolo del respeto de los derechos humanos, una vergüenza ante la historia".

Las tres realidades que promueven el llamamiento, desde hace mucho tiempo cercanas, con diversas intervenciones, a los refugiados que viven en Lesbos y en toda Grecia, piden en particular: acoger, lo antes posible, a los evacuados del incendio de Moria en pequeñas estructuras, dotadas de servicios; garantizar el libre acceso a las asociaciones humanitarias para socorrer a los migrantes en sus necesidades más inmediatas, en particular a los enfermos, las mujeres y los niños, los ancianos; decidir, al mismo tiempo, a nivel de la Unión o de los particulares países europeos que se ofrezcan, la necesaria reubicación no sólo de los menores no acompañados sino también de las familias y las personas vulnerables de la isla; modificar el modelo de acogida en la isla de Lesbos para los nuevos arribos procedentes de Turquía, proporcionando estructuras de acogida transitorias, gestionables y respetuosas de la dignidad humana, salvaguardando el derecho de cada refugiado, sea cual sea su origen, a solicitar asilo.

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La experiencia de los corredores humanitarios

La Comunidad de Sant'Egidio, el Servicio Jesuita a Refugiados y las Hermanas Scalabrinianas recuerdan a continuación la experiencia de los corredores humanitarios nacidos en febrero de 2016, iniciada también en Lesbos por el Papa Francisco cuando, el 16 de abril de ese mismo año, llevó consigo a las tres primeras familias en avión para un total de 67 refugiados, con la intervención de la Elemosinería Apostólica.

"Es una vía que debe seguirse para salvar a otros refugiados, mediante la creación de redes con muchas asociaciones, parroquias y ciudadanos comunes que se han ofrecido a acogerlos con gran generosidad", destaca el comunicado, que menciona también las experiencias ya en marcha en algunos países, recordadas por los cardenales Krajewski, Hollerich y Czerny en su carta a los episcopados europeos del pasado 28 de enero. Soluciones que demuestran que las posibilidades de una buena recepción son mayores de lo que se espera.

Por último, la Comunidad de Sant'Egidio, el Servicio Jesuita a Refugiados y las Hermanas Scalabrinianas esperan "que las Conferencias Episcopales Europeas insten a sus respectivos gobiernos a desarrollar nuevos proyectos de acogida e integración, dos prácticas que son buenas no sólo para los migrantes, sino en términos de valores y de futuro, para todos los ciudadanos europeos".