El Papa y la Iglesia de Haití condenan el asesinato del presidente del país: "La violencia conduce al odio"
En una nota de prensa de la Conferencia Episcopal de Haití, insisten en que la violencia sólo puede engendrar violencia, y conduce al odio, por lo que reclaman diálogo y consenso
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Haití, uno de los países más pobres del mundo, despertó este miércoles, 7 de julio, con la noticia del asesinato de su presidente, Jovenel Moïse tras recibir un total de doce disparos en distintas partes de su cuerpo. Las autoridades haitianas han atribuido el ataque a "un grupo de individuos no identificados" del que nada se sabe, más allá de que hablaban español e inglés.
El secretario de Estado de Comunicación de Haití, Frantz Exantus, informaba horas más tarde de que la Policía había capturado a "los presuntos asesinos" del presidente. Cuatro presuntos asesinos fueron abatidos y otros dos están detenidos.
El
ha enviado un telegrama de pésame, en el que r
La Iglesia de Haití tampoco no ha pasado por alto el asesinato contra el máximo dirigente del país caribeño y, en una nota de prensa, los obispos se mostraban conmocionados: "La Conferencia Episcopal de Haití deplora y condena este inadmisible y repugnante asesinato, y presenta sus sinceras condolencias a los padres y amigos de la pareja presidencial”. Asimismo, piden por el descanso en paz para el fallecido y una pronta recuperación para su esposa.
En la nota, firmada por Mons. Launay Saturné, se lamenta de que la historia del país en los últimos años haya estado marcada por “la elección deliberada de la violencia hecha, durante algún tiempo, por muchos sectores de la población como método de supervivencia y resolución de conflictos”.
La violencia conduce al odio
La Conferencia Episcopal de Haití insiste en que “la violencia sólo puede engendrar violencia, y conduce al odio”. Se trata de una actitud que “nunca ayudará a nuestro país a salir de este impasse político que sólo puede resolverse mediante el diálogo, el consenso, el espíritu de compromiso para el interés superior de la nación, por el bien común del país”, según los obispos de la isla caribeña.
Ante esta situación, el episcopado “invita a todos los hijos e hijas del país a superar su orgullo personal y sus intereses de grupo para buscar juntos, alrededor de una mesa, la solución haitiana tan esperada por la población, dictada por el amor a Haití y a nuestros valores como pueblo”. Para ello ven necesario: “¡Deponer las armas! ¡Optar por la vida! ¡Elegir finalmente la convivencia fraternal en interés de todos y en el interés de Haití!”.