San Lorenzo volverá a llorar este fin de semana
La tradición cristiana cuenta que las lágrimas del martirio de este santo son las que dan nombre a la lluvia de estrellas del verano
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Según la tradición cristiana, el 10 de agosto del año 258, San Lorenzo sufrió un auténtico calvario. Fue quemado en vivo en una hoguera en Roma, pasando así por una muerte dolorosa a manos de sus captores romanos.
Después de que el Papa Sixto II fuera martirizado el 6 de agosto, el santo pasó a ser la principal autoridad en la Iglesia en Roma. Cuando fue convocado ante sus verdugos, se le ordenó que trajera todas las riquezas de la Iglesia con él. Se presentó con varios hombres lisiados, pobres y enfermos, y cuando le preguntaron, su respuesta fue que ellos eran “la verdadera riqueza de la Iglesia”.
Tras esto, fue inmediatamente enviado a su muerte. Además, la leyenda cuenta que sus últimas palabras fueron dirigidas hacia sus ejecutores: “¡Dadme la vuelta que ya estoy cocinado por este lado!”.
Por esto, los católicos comenzaron a llamar a la lluvia de meteoros, “lágrimas de San Lorenzo”, a pesar de que el fenómeno celeste llegó antes que la vida y muerte del santo.
Hay algunas tradiciones italianas que sostienen que los pedazos ardientes de escombros vistos durante la lluvia de estrellas representan los carbones que mataron a San Lorenzo.
Las lágrimas de ese cruel martirio han pasado a la historia y son las que dan nombre precisamente a la lluvia de estrellas más popular del verano: las Perseidas.
Por eso, cuando el cometa Swift-Tuttle desprende polvo de su cola estelar a mediados de agosto, la tradición popular dice que es San Lorenzo, que aún sigue soltando lágrimas de dolor desde el cielo por su tortura.
La cabeza quemada del santo se encuentra expuesta en el Vaticano.
Desde el pasado 17 de julio y hasta el 24 de agosto, se puede observar este espectáculo celeste. Pero será entre los días 11 y 13 de agosto cuando se produzca su pico de mayor actividad.
Lo que se desprende son partículas de polvo de cometas que se convierten en meteoritos de actividad alta (hasta 150 meteoros por hora).
Este año 2019, se estima que se podrá ver una cada dos minutos. Para observarlas es tan sencillo como buscar una zona rural, lejos de la contaminación lumínica y, sobre todo, sin nubes.