El Papa Benedicto, «un verdadero amigo del pueblo judío»
Con el viaje a Tierra Santa de 2009 y la visita a la sinagoga de Roma de 2010 el Papa Ratzinger prosiguió el acercamiento y la reconciliación con el judaísmo
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Benedicto XVI fue «un verdadero amigo del pueblo judío». Lo dijo el nuevamente primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, pocas horas después del fallecimiento del Papa emérito en Roma el pasado 31 de diciembre. «En nombre de todos los ciudadanos de Israel, envío mis profundas condolencias al mundo cristiano por el fallecimiento», manifestó el mandatario en su mensaje de pésame. «Fue un gran líder espiritual plenamente comprometido con la reconciliación histórica entre la Iglesia católica y el pueblo judío (…)», añadió.
Durante su pontificado, Benedicto XVI prosiguió el acercamiento y la reconciliación con el judaísmo. Netanyahu recuerda que en el encuentro que ambos mantuvieron en Israel en 2009, el Papa le «habló calurosamente de la herencia común del cristianismo y del judaísmo y de los valores que esta herencia aportaban a toda la humanidad».
Visita a Auschwitz-Bikernau en 2006
Una de las imágenes más impactantes del pontificado de Benedicto XVI fue su visita al campo de concentración de Auschwitz-Bikernau, en donde el régimen nazi asesinó a cientos de miles de judíos. Fue el 28 de mayo de 2006 y el entonces Pontífice —un Pontífice alemán— habló de cómo el Tercer Reich «quiso aplastar al pueblo judío en su totalidad». En su discurso, el Santo Padre insistió en que ya había estado anteriormente en varias ocasiones en ese escenario de horror, pero que esa vez lo hacía como Papa y como «hijo del pueblo alemán», considerando «un deber» ir allí y denunciar cómo «un grupo de criminales alcanzó el poder mediante promesas mentirosas, en nombre de perspectivas de grandeza (…), y también con la fuerza del terror y de la intimidación».
«En realidad, con la destrucción de Israel, con la Shoah —afirmó—, [los criminales] querían en último término arrancar también la raíz en la que se basa la fe cristiana, sustituyéndola definitivamente con la fe hecha por sí misma, la fe en el dominio del hombre, del fuerte».
Viaje a Tierra Santa en 2009
El Papa Ratzinger viajó también a Israel en mayo de 2009, en el marco de una peregrinación a Tierra Santa que le llevó igualmente a Jordania y Palestina. Durante su estancia en Jerusalén se reunió con los dos Grandes Rabinos de la Ciudad Santa (el askenazi y el sefardita) y rezó ante el muro de las Lamentaciones. Visitó asimismo el memorial Yad Vashem, en el que se rinde tributo a las víctimas de la Shoah. «Que los nombres de estas víctimas no se borren nunca», pidió en su discurso. Y antes de firmar en el libro de honor añadió: «Que nunca se niegue, disminuya u olvide sus sufrimientos. Y que toda persona de buena voluntad vigile para desarraigar del corazón del hombre todo lo que pueda llevar a tragedias semejantes».
En varios de los 24 viajes internacionales que realizó, Benedicto XVI mantuvo encuentros con las comunidades judías locales. Así ocurrió, por ejemplo, en los efectuados a Estados Unidos y la ONU en 2008 y a Alemania en 2011.
Visita a la sinagoga de Roma en 2010: «Que las heridas cicatricen para siempre»
Otro punto clave en la relación del Pontífice con los judíos fue la visita a la sinagoga de Roma del 17 de enero de 2010. El Papa Ratzinger acudió al emblemático edificio, según dijo en su discurso ante el rabino jefe Riccardo di Segni, para «hacer más firmes los vínculos que nos unen y seguir recorriendo el camino de la reconciliación y de la fraternidad». Juan Pablo II había hecho la misma visita 24 años antes, el 13 de abril de 1986. Fue él quien comenzó el reencuentro con quienes a partir de entonces la Iglesia pasó a tildar de «hermanos mayores» en la fe.
«Mi visita —explicó ese día Benedicto XVI— se inserta en el camino trazado, para confirmarlo y reforzarlo. Con sentimientos de viva cordialidad me encuentro en medio de vosotros para manifestaros la estima y el afecto que el Obispo y la Iglesia de Roma, como también toda la Iglesia católica, albergan hacia esta comunidad y hacia las comunidades judías esparcidas por el mundo».
El Papa alemán reiteró la petición de «perdón» por parte de la Iglesia «por todo aquello que ha podido favorecer de algún modo las heridas del antisemitismo y del antijudaísmo», e indicó que en su pontificado quería «mostrar mi cercanía y mi afecto hacia el Pueblo de la Alianza».
El Papa Francisco ha seguido en esta misma línea y ya ha visitado también la Sinagoga de Roma. Lo hizo igualmente un 17 de enero —el mismo día que Benedicto XVI— tres años después de asumir el timón de la barca de Pedro.