La Iglesia, contra los abusos sexuales: de Juan Pablo II al Papa Francisco
Desde el siglo XX la Iglesia lucha contra los abusos sexuales, con gran protagonismo de los papas de principios del siglo XXI
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El encuentro “La protección de los menores en la Iglesia”, que se celebrará en el Vaticano del 21 al 24 de febrero es un evento sin precedentes. De hecho, es el primero en el que participan todos los presidentes de las conferencias episcopales y los responsables de las órdenes religiosas de todo el mundo. Todos ellos se van a sumar al Papa Francisco para abordar este tema con una mirada evangélica.
Esta cumbre es una muestra también de que la lucha contra el lastre de los abusos cometidos por miembros del clero es una prioridad para el Santo Padre. Algunos de los objetivos de estos días de trabajo son: escuchar a las víctimas, sensibilizar, aumentar los conocimientos, desarrollar nuevos nombres y procedimientos o compartir buenas prácticas.
Una etapa de un largo viaje
El encuentro no representa el primer paso de la Santa Sede, ni de las Conferencias Episcopales en esta dirección. La Iglesia ha ido progresando en el mundo en este sentido a lo largo de la historia.
Son más de 30 años de camino combatiendo los abusos en países como Canadá, Estados Unidos, Irlanda y Australia. Por su parte, Europa acumula una década, a la que va a sumar el paso que se dé en la próxima cumbre.
La Santa Sede comenzó la renovación de las normas canónicas ante casos de abusos hace alrededor de 18 años. Además, en los últimos 20 años, han sido muchos los gestos, discursos y documentos que los Papas han dedicado al drama de los abusos. Por lo tanto, el marco en el que se celebra la cumbre sobre protección de menores en la Iglesia no es "el año cero".
Las primeras medidas: Canadá, EE.UU., Irlanda y Australia
Una de las primeras Conferencias Episcopales del mundo en emitir directivas sobre la violencia sexual contra menores en el contexto eclesiástico es la canadiense en 1987. Dos años después, se creó un comité ad hoc en la Iglesia de Canadá para responder a la circunstancia generada por los informes sobre la violencia sexual contra menores por parte de miembros del clero. La designación de este comité vino acompañada con la publicación en 1992 del documento “Del sufrimiento a la esperanza”. Se trató de 50 “Recomendaciones” dirigidas a los católicos, obispos y a los responsables de la formación de los sacerdotes.
En ese mismo año, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos se ocupa por primera vez oficialmente de las violencias sexuales sobre menores por parte de sacerdotes. El resultado de la Asamblea de junio de 1992 fueron “5 principios” a los cuales atenerse ante estos casos. Entre ellos, se establecía que “si la acusación es sostenida por pruebas suficientes”, se establece la pronta quita del “presunto culpable de sus deberes ministeriales” y la remisión a “un juicio adecuado e intervención médica”.
Sin embargo, a pesar de estas medidas, el diario Boston Globe publicó una investigación en la que se denunciaba el fenómeno de los abusos y la ineficacia de la gestión. Por esa razón, el Papa Juan Pablo II convocó a los cardenales americanos a Roma en 2002.
Irlanda publicó su primer informe en torno a los abusos en 1995. Ese estudio era el resultado de todo un año de trabajo del Comité consultivo de obispos católicos irlandeses sobre el abuso sexual infantil por parte de sacerdotes y religiosos.
Uno de los primeros protocolos en el mundo sobre cómo tratar en la diócesis los casos de pedofilia cometidos por miembros del clero se publica en Australia. El documento “Hacia la sanación” se aprobó en diciembre de 1996 para todas las diócesis australianas y entró en vigor en marzo de 1997.
Nuevas normas canónicas: abuso de la “delicta graviora”
El Papa emérito Benedicto XVI ha sido una de las figuras más importantes en la Iglesia en torno a la lucha contra los abusos desde el comienzo del siglo XXI. Su labor ha consistido en el comienzo y finalización de una profunda renovación de las normas canónicas para intervenir en los casos de abusos. Esas actualizaciones comprenden desde las penas, hasta los procedimientos y las competencias.
Los delitos de abusos sexuales a menores figuran entre los "delitos más graves" de la Iglesia desde 2001. Eso implica que corresponden a un organismo igualmente importante: la Congregación para la Doctrina de la Fe. Esta modificación corresponde al Motu proprio Sacramentorum sanctitatis tutela de Juan Pablo II.
La aportación de Joseph Ratzinger en este sentido fue que la propia Congregación publicase nuevas “Reglas sobre los delitos más graves” Este reglamento incluye, entre otros puntos, que se agilicen procedimientos a través del "decreto extrajudicial". Este descreto multiplica el tiempo hasta que los delitos de abuso prescriban. Otro de sus cambios fue incluir en estos delitos el de “pornografía infantil”.
El país natal de Benedicto XVI, Alemania, renovó sus primeras "Directrices" de 2002 después de un caso de los jesuitas. El cambio que introdujo la Conferencia Episcopa de Alemania fue el aumento de la colaboración con las autoridades.
Irlanda: los informes Ryan y Murphy
Irlanda ha sido uno de los países más sacudidos por los escándalos de los abusos. La prueba reside en los informes Ryan y Murphy. Estos dos documentos eran el resultado de las investigaciones del gobierno irlandés sobre abusos en el sistema escolar y por parte de miembros de la Arquidiócesis de Dublín durante 30 años.
La repercusión de las publicaciones tuvo respuesta desde El Vaticano. El Papa Benedicto XVI convocó a Roma a los obispos del Eire y publicó tiempo después una “Carta Pastoral”. La misiva papal estaba dirigida a todos los católicos del país. Su contenido eran una serie de medidas que pedía que se tomaran desde el Evangelio como respuesta a esta traición. Otro de los aspectos que incluía el escrito era la organización de una Visita Apostólica.
Las víctimas son desde siempre una prioridad para Benedicto XVI. El pontífice alemán se reunió desde 2008 con las víctimas de abusos durante sus viajes apostólicos. Algunos ejemplos de estos encuentros son Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña, Malta y Alemania. Ese testigo es el que ha recogido el Papa Francisco, con encuentros privados en su residencia de Santa Marta.
La petición de “Directrices” para las Conferencias Episcopales
La Congregación para la Doctrina de la Fe, el organismo encargado de tratar el tema de los abusos, pidió la ayuda y colaboración de las Conferencias Episcopales. Lo hizo a través de una circular en 2011 a todos los episcopados. Se trataba de una solicitud a todas las conferencias de elaborar “Líneas directrices” para el tratamiento de los casos de abusos y de asistencia a las víctimas.
Esta petición desde la Santa Sede busca que se armonizasen las acciones en todas las diócesis de la misma región. Es ese texto el que afirma que el obispo diocesano es el responsable de tratar los crímenes de abuso sexual infantil por parte de los clérigos.
El Simposio en la Gregoriana
La cumbre de protección de menores en la Iglesia tuvo un precedente similar en 2012 en la Pontificia Universidad Gregoriana. En este caso, fue el Simposio Internacional “Hacia la sanación y la renovación”. La convocatoria se produjo después de la petición a las conferencias del mundo de estos trabajos sobre las "Líneas directrices". El motivo era poder prestar ayuda a las Conferencias Episcopales y a las Congregaciones Religiosas a preparar adecuadamente esas “Directrices”.
El simposio reunió a representantes de 110 Conferencias Episcopales y a Superiores de 35 Institutos religiosos. Durante el Simposio se anunció el nacimiento en la Pontificia Universidad Gregoriana del Centro de Protección de Menores, dirigido por el P. Zollner, con el objetivo de formar personal especializado en la prevención de abusos.
La nueva Comisión Pontificia
El Papa Francisco también ha contribuido a la prevención y a combatir el abuso contra los niños. El papa argentino constituyó en diciembre de 2013 la nueva Comisión Pontificia para la Protección de los Niños. Este organismo ha establecido un modelo para las “Directrices”, organizado cursos para obispos recién nombrados y propouesto una Jornada de Oración por las víctimas de abusos, entre otros cometidos.
El Santo Padre también ha intervenido canónicamente en los abusos. Tanto es así, que ha promovido innovaciones canónicas, regulaciones y procedimientos en el campo del abuso.
La primera de ellas es en junio de 2016. Se concretó en el Motu proprio”Como una madre amorosa”. Este documento papal abordaba la responsabiliad de las autoridades eclesiásticas ante estos crímenes y la consecuente destitución de los obispos ‘negligentes’. Dos años antes, Francisco introdujo un Colegio dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La finalidad de este nuevo órgano era el examen de los recursos ecleisásticos para los juicios sobre estos "delitos más graves". Es decir, trata de garantizar un examen más rápido de los casos de abuso infantil.
Lucha contra el abuso y el clericalismo
Lo que para Benedicto XVI fue Irlanda, ha sido para Francisco el caso de Chile. En su visita de enero de 2018, el pontífice latinoamericano afrontó la división en la iglesia chilena por los abusos del sacerdote Fernando Karadima, culpable de abusos desde 2011.
La reacción de Francisco fue encargar una investigación. El propio Francisco fue el encargado de hacer saber a los prelados chilenos las conclusiones. El Papa escribió a los obispos chilenos en abril reconociendo “graves errores de valoración y percepción de la situación por falta de información veraz”. Como también ocurrió con Juan Pablo II y Benedicto XVI, Francisco convocó a todo el episcopado chileno a Roma. El resultado de esas reuniones fue el ofrecimiento de la renuncia de todos los obispos al Papa. Sólo algunas serán aceptadas.
El Papa también ha reaccionado con contenidos documentales y acciones concretas. En el primer caso, lo hizo con la “Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile” de mayo de 2018. En ella, Francisco agradeció a las víctimas de abusos su valentía y pidió el compromiso de todo el pueblo de Dios para combatir el clericalismo en la raíz de los abusos. Francisco también relacionaba el abuso sexual, el abuso de poder y el abuso de conciencia y afirma que decir no al abuso es decir no al clericalismo.
Una de las acciones concretas fue un viaje a Irlanda para el Encuentro Mundial de las Familias del mismo mes. Francisco habló de “la incapacidad de las autoridades eclesiásticas para hacer frente adecuadamente a estos crímenes repugnantes”, que “con razón suscitó indignación y sigue siendo causa de sufrimiento y vergüenza para la comunidad católica”.
El último de sus movimientos ha sido en este año. En enero de 2019, el Santo Padre escribió a los obispos estadounidenses una nueva misiva. En este documento pastoral, el Papa señaló dos puntos principales. El primero, que la herida en la credibilidad causada por los abusos requiere una nueva organización y el segundo, que también es una exigencia “la conversión de nuestras mentes, de nuestra forma de orar, de administrar el poder y el dinero, de vivir la autoridad”.