Francisco nombra obispo de Shanghái y la Santa Sede reitera la "voluntad de diálogo" por parte de la Iglesia

El cardenal Parolin, en una entrevista a los medios vaticanos, ha explicado que el nombramiento de Joseph Shen Bin se ha tomado por el bien de la diócesis

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Redacción Religión

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El Papa Francisco ha nombrado este sábado obispo de Shanghái a Joseph Shen Bin, trasladándolo desde la diócesis de Haimen, en la provincia de Jiangsu. Sobre la posible evolución del diálogo entre la Santa Sede y las autoridades de la República Popular China, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, ha concedido una entrevista a los medios vaticanos.

Sobre el nombramiento, Parolin ha recordado la firma del Acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos en China, que fue prorrogado por otros dos años el 22 de octubre de 2022. Sin embargo, un mes después, el Vaticano expresó su sorpresa y su pesar ante la noticia del nombramiento de John Peng Weizhao, obispo de Yujiang, como obispo auxiliar de la diócesis de Jiangxi, no reconocida por la Santa Sede y sin que ésta hubiera sido consultada o informada.

“En cuanto a Shanghai, por otra parte, la Santa Sede fue informada de la medida tomada por las autoridades chinas de trasladar a Joseph Shen Bin, obispo de Haimen, pero, una vez más, no se implicó. La decisión de tomarse un tiempo antes de comentar públicamente el caso se atribuye a la necesidad de evaluar cuidadosamente tanto la situación pastoral de la diócesis de Shanghai, reconocida por la Santa Sede y que llevaba demasiado tiempo sin obispo, como la conveniencia de trasladar a monseñor Shen Bin, un pastor respetado”, ha dicho Parolin.

Parolin ha lamentado que estos traslados “se llevaron a cabo sin la participación de la Santa Sede”. Sin embargo, el Santo Padre Francisco ha decidido sanar la irregularidad canónica creada en Shanghai, “en vista del mayor bien de la Diócesis y del ejercicio fructífero del ministerio pastoral del Obispo”.

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La intención del Santo Padre es fundamentalmente pastoral y permitirá a Shen Bin “trabajar con mayor serenidad para promover la evangelización y favorecer la comunión eclesial. Al mismo tiempo, esperamos que pueda, de acuerdo con las Autoridades, favorecer una solución justa y sabia de algunas otras cuestiones pendientes desde hace tiempo en la diócesis"

Sobre el Acuerdo Provisional, Parolin ha subrayado que se está buscando siempre “un diálogo abierto y una confrontación respetuosa con la parte china. Confiando en la sabiduría y la buena voluntad de todos, esperamos llegar a conclusiones positivas, útiles para proseguir el camino, superando todas las dificultades”.

Para el cardenal Parolin, es fundamental que todos los nombramientos episcopales en China “se hagan por consenso, según lo acordado, y manteniendo vivo el espíritu de diálogo entre las Partes. Juntos debemos evitar situaciones discordantes que creen desacuerdos y malentendidos también dentro de las comunidades católicas, y la buena aplicación del Acuerdo es uno de los medios para lograrlo, junto con el diálogo sincero”.

Reconocer "cuanto antes" una Conferencia Episcopal

Parolin cree que sería muy necesario reconocer “cuanto antes” una Conferencia Episcopal con estatutos adecuados a su naturaleza eclesial y a su misión pastoral.

En este contexto, “es necesario establecer una comunicación regular de los Obispos chinos con el Obispo de Roma, indispensable para una comunión efectiva, sabiendo que todo esto pertenece a la estructura y doctrina de la Iglesia católica, que las Autoridades chinas siempre han dicho que no quieren alterar. De hecho, hay que decir que demasiadas sospechas frenan y obstaculizan la obra de evangelización: los católicos chinos, incluso los definidos "clandestinos", merecen confianza, porque desean sinceramente ser ciudadanos leales y ser respetados en su conciencia y en su fe”.

"La Iglesia católica tiene mucho que dar a China"

“El diálogo entre el Vaticano y la parte china sigue abierto y creo que es un camino en cierto modo obligatorio. Que haya problemas es inevitable, pero si este diálogo crece en la verdad y el respeto mutuo, puede ser fructífero para la Iglesia y para la sociedad china. Para hacerlo más fluido y fructífero, me parece que sería muy útil la apertura de una Oficina Permanente de la Santa Sede en China. Permítanme añadir que, en mi opinión, tal presencia no sólo favorecería el diálogo con las autoridades civiles, sino que también contribuiría a la plena reconciliación en el seno de la Iglesia china y a su camino hacia una deseable normalidad

Por último, Parolin ha subrayado “que la Iglesia católica tiene todavía mucho que dar a China, y que China tiene mucho que dar a la Iglesia católico”.

“En conclusión, hemos firmado un Acuerdo que puede calificarse de histórico, pero que necesita ser aplicado en su totalidad y de la manera más correcta posible. Hoy, en el momento crucial de su aplicación, ¡necesitamos la buena voluntad, el consenso y la cooperación que nos han permitido suscribir este pacto clarividente! La Santa Sede está decidida a poner de su parte para que el camino continúe”, ha concluido Parolin.

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