Juan Pablo II: el Papa que fue elegido para devolver la esperanza a un mundo dividido en dos bloques y hacer suya la enseñanza del Concilio Vaticano II
Juan Pablo II fue elegido Papa el 16 de octubre de 1978, el primer Pontífice no italiano en más de 450 años y el primero de origen polaco: estos fueron los motivos y el contexto mundial en el momento de su elección

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Juan Pablo II fue elegido Papa el 16 de octubre de 1978. Su elección marcó un momento histórico en la Iglesia, ya que fue el primer Pontífice no italiano en más de 450 años, y el primero de origen polaco.
Era el segundo cónclave que se celebraba en apenas dos meses, ya que 33 días después de su elección, fallecía de manera inesperada Juan Pablo I, lo que generó gran conmoción.
Su carisma, formación teológica, dominio de varios idiomas y su corta edad (tan solo tenía 58 años), hicieron que los cardenales apostaran por Karol Wojtyła para liderar la Iglesia Católica.
Su elección se interpretó como un gesto de apertura hacia la Iglesia del Este y hacia el mundo moderno. Su saludo inicial desde el balcón de San Pedro fue memorable, con su frase:
"¡No tengáis miedo!", que marcaría todo su Pontificado.
Poco miedo podía tener un hombre que había vivido la invasión nazi en Polonia y la amenaza comunista. De hecho, afrontó con valentía los retos que planteaba el contexto internacional en 1978, con la división del mundo en dos como consecuencia de la Guerra Fría, el avance de la secularización en Occidente o los difíciles años posconciliares en la Iglesia.
En este escenario, Juan Pablo II “logró transmitir una pasión por Jesucristo a todas las personas, desde luego a los jóvenes, sacerdotes y religiosos”, ha opinado en COPE el historiador y rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Nicolás Álvarez de las Asturias.
Juan Pablo II hereda las preocupaciones de Pablo Vi provocadas por el Concilio Vaticano II
A juicio del recto de San Dámaso, el Pontificado de Juan Pablo II planteaba cuatro grandes retos en el seno de la Iglesia Católica en el momento de su elección hace 47 años.
“La primera es la aplicación del Concilio Vaticano II, que estaba siendo muy plural con un riesgo de disgregación en la vida de la Iglesia, en sus aspectos fundamentales. Parte de la aplicación fue experimentando sobre cuestiones que para la Iglesia son de gran importancia”.
Esta confusa interpretación del Concilio, propició en parte un avance de la secularización en Occidente, lo que trajo consigo una crisis vocacional que se ha agudizado en los últimos años: “Se da un fenómeno numeroso de abandono de la vida sacerdotal y religiosa por parte de quienes la habían abrazado”, ha precisado Álvarez de las Asturias.
A su vez, desde 1968, se instala en un sector amplio de la Iglesia “una actitud de contestación respecto a las indicaciones del magisterio eclesiástico, sobre todo en materia de moral sexual”.
Por último, se planteaba el problema de la fascinación que había generado la ideología marxista dentro de la institución eclesiástica, que en América Latina latía con fuerza, dando lugar a la Teología de la Liberación.
“Esto hizo que Pablo VI tuviese una visión preocupada por la Iglesia y sufrimiento interno”, ha considerado el rector de San Dámaso.

"Juan Pablo II hizo suya la enseñanza del concilio vaticano II"
Para dar respuesta a estas cuestiones, ha continuado argumentando Nicolás Álvarez de las Asturias, Juan Pablo II “hizo suya la enseñanza del Concilio Vaticano II, evitando que fuese patrimonializado por los que estaban experimentando con la vida de la Iglesia”.
De esta manera, el Pontífice polaco se erige como en el gran intérprete e impulsor de las enseñanzas conciliares: “Se sirvió del Sínodo de los obispos para afrontar los grandes temas que estaban en discusión, desde el Sacramento de la Penitencia, la situación de la familia, la transmisión de la fe... Después estaban los sínodos regionales para analizar la situación de los distintos continentes”, ha agregado el historiador.
Pero aquello quedaba incompleto sin un contacto directo por los fieles, siendo el motivo que llevó a Juan Pablo II a viajar por todo el mundo – de ahí el sobrenombre de 'Papa viajero con el que muchos identifican su magisterio-: “No se puede entender el cambio de percepción de los cristianos de estar en situación de crisis a otra de ilusión sin el efecto de sus viajes por todo el mundo”, ha opinado el rector.

Juan Pablo II, preocupado por la realidad que vivía la iglesia española: "Era una pieza esencial"
Si ponemos el foco en España, este aire fresco y de esperanza que traía consigo el Pontificado de Juan Pablo II era más necesario que nunca, ya que de por sí la dificultosa tarea de implantar el Concilio Vaticano II, se unía los convulsos años políticos con el fin del régimen de Franco y la transición a la Democracia. “Su primera visita en 1982 marca un hito incontestable en la historia reciente de España”, ha recalcado.
Y es que a Juan Pablo II le preocupaba en sus primeros años de Pontificado la situación de nuestro país como territorio de gran tradición espiritual: “Era consciente del papel de España en la historia y que tenía que seguir representando por la vitalidad de la Iglesia española en el siglo XX, que es el siglo de los mártires y de nuevas realidades. Para Juan Pablo II España era una pieza esencial”, ha analizado Álvarez de las Asturias en COPE.

Un magisterio dedicado a denunciar "los atropellos a la libertad religiosa y a los derechos humanos"
A Juan Pablo II siempre se le ha atribuido una gran influencia en la caída del Muro de Berlín, y por ende del Comunismo. En este punto, el rector de la Universidad de San Dámaso ha recordado que, antes de ser ordenado sacerdote, a Karol Wojtyła algunos amigos le ofrecen participar en la resistencia contra los nazis, a lo que se negó de manera rotunda.
“Respondió que al mal no se le puede vencer con sus propias armas, hay que vencerle de otra manera, y empieza por el teatro y acaba siendo sacerdote”.
De ahí que para el historiador, la contribución del polaco en la caída de los regímenes comunistas tuviese que ver con su empeño en “utilizar otras armas, manteniendo mientras fue arzobispo de Cracovia la fe del pueblo polaco, darles una instrucción religiosa potente, desenmascarar lo que tenía ese régimen contrario al ser humano”.
De hecho, en sus primeros viajes a la Europa del Este, denunció de manera constante “los atropellos a la libertad religiosa y a los derechos humanos, que supuso un arma distinta al choque de bloques. Fue su contribución a la caída del Muro”, ha subrayado.

“Juan PAblo II Estaría ilusionadísimo con el proyecto de evangelización misionera del Papa Francisco”
En un ejercicio de imaginación, el rector de San Dámaso cree que de vivir hoy, su mensaje volvería a ser “poner cerca a Jesucristo”, pese a que a sus esfuerzos la secularización ha seguido avanzando en Occidente: “Estaría ilusionadísimo con el proyecto de conversión pastoral y evangelización misionera del Papa Francisco”, ha expresado.

A juicio de Nicolás Álvarez de las Asturias, los retos mundiales de hoy son de “mayor complejidad ideológica” fruto de “la polarización que dificultad el diálogo”, haciendo perder “las grandes convicciones que se mantenían aún en su tiempo, y los desafíos del progreso técnico y la globalización que son más acuciantes que en su época”.