El Papa Francisco agradece a los voluntarios por "servir al prójimo" y propagar esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús
Aunque el Pontífice no pudo presidir la Misa, el Cardenal Czerny transmitió su mensaje con motivo del Jubileo de los voluntarios, y reflexionó sobre la importancia de enfrentar las tentaciones porque "Jesús no nos abandona"

Cardinal Michael Czerny preside la Santa Misa con motivo del Jubileo del mundo del voluntariado
Madrid - Publicado el
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En la mañana de este domingo 9 de marzo, miles de voluntarios han acudido a la Basílica de San Pedro para participar en la Santa Misa con ocasión de su jubileo, el del mundo del voluntariado, y escuchar la homilía que el Papa Francisco tenía preparada para la ocasión y que ha pronunciado en su lugar el Cardinal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, encargado de presidir la celebración.
En su mensaje de la homilía, el Santo Padre ha aprovechado para agradece a los voluntarios por seguir el ejemplo de Jesús: “ustedes sirven al prójimo sin servirse del prójimo” y por propagar esperanza en toda la sociedad: “Por las calles y en las casas, junto a los enfermos, a los que sufren, a los presos, con los jóvenes y con los ancianos, su entrega infunde esperanza en toda la sociedad. En los desiertos de la pobreza y de la soledad, tantos pequeños gestos de servicio gratuito hacen germinar brotes de una nueva humanidad; ese jardín que Dios ha soñado y que sigue soñando para todos nosotros.”.

A continuación, reflexiona sobre el inicio de la Cuaresma invitando a seguir a Jesús en su paso por el desierto. Francisco explica que en este entorno Jesús enfrentó la tentación, una lucha espiritual que, aunque universal, no es ajena a nosotros. De este modo, el Papa nos recuerda que, al igual que Él, también nosotros somos tentados, pero con una diferencia: “no estamos solos”: “Con nosotros está Jesús, que nos abre la senda a través del desierto. El Hijo de Dios hecho hombre no se limita a darnos un modelo en el combate contra el mal; sino mucho más aún, nos da la fuerza para resistir a sus asaltos y perseverar en el camino”.
A continuación el Papa explica las "tres características de la tentación de Jesús y también de la nuestra: el inicio, el modo y el desenlace", y cómo éstas ofrecen la clave para nuestro propio camino de conversión en esta Cuaresma. "Comparando estas dos experiencias, encontraremos apoyo para nuestro itinerario de conversión".
diferencia entre la tentación de jesús y las nuestras
El Papa también ha reflexionado acerca de la diferencia entre la tentación de Jesús – a la que se enfrenta por su filial disponibilidad al Espíritu del Padre – y nuestras tentaciones – que nos son impuestas y corrompen nuestra libertad.
En su homilía, el Papa recuerda que Dios, a través de Jesús, está siempre con nosotros para ayudarnos en momentos de prueba: “El Señor está con nosotros y nos cuida, sobre todo en el lugar de la prueba y del recelo, es decir, cuando se alza la voz del tentador, que es el padre de la mentira, corrompido y corruptor, porque conoce la palabra de Dios, pero no la entiende. Más aún, la distorsiona”.

Cómo es tentado cristo
Sobre las tentaciones de Jesús, el Papa Francisco destaca cómo el diablo intenta dividir su relación con Dios, ofreciéndole pruebas perversas, pero Jesús responde con fidelidad al Padre: “Frente a estas tentaciones Jesús, el Hijo de Dios, decide de qué modo ser hijo. En el Espíritu que lo guía, su decisión revela cómo quiere vivir su relación filial con el Padre”.
El Papa señala que del mismo modo que a Jesús, a nosotros el diablo también nos tienta, “susurrando a nuestros oídos que Dios no es verdaderamente nuestro Padre, que en realidad nos ha abandonado” pero a pesar de esas tentaciones, “Dios se acerca más a nosotros, dando su vida para la redención del mundo” explica el Santo Padre.
“Jesús, el Cristo de Dios, vence al mal”
El Papa llega al tercer aspecto – el desenlace de las tentaciones – y asegura que, aunque Jesús vence al mal en el desierto, “su victoria definitiva se alcanza en la Pascua de muerte y resurrección”. “Nosotros – en cambio – frente a la tentación, algunas veces caemos; todos somos pecadores” dice el Papa “pero la derrota no es definitiva, porque Dios nos levanta de cada caída con su perdón. Nuestra prueba, por tanto, no termina con un fracaso, porque en Cristo somos redimidos del mal. Atravesando el desierto con Él, recorremos un camino donde no había trazado ninguno. Jesús mismo abre para nosotros esa nueva vía de liberación y de rescate. Siguiendo con fe al Señor, de vagabundos nos convertimos en peregrinos.”.