El Papa Francisco en Palermo, signo importante de comunión

El padre Silvio Sgrò habla de la expectativa de los seminaristas por la visita pastoral del papa Francisco a Palermo, en el 25° aniversario del asesinato mafioso in odium fidei del Beato mártir Giuseppe Puglisi

Audiencia publica del Papa Francisco

Agencia SIC

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Es sin duda una caricia que el Papa quiere regalar a toda la Iglesia de Palermo, a la entera Iglesia y a cada miembro de la Iglesia de esta ciudad. También pienso en todos los que no son cristianos pero que seguramente reciben con gran alegría y entusiasmo la presencia del papa Francisco que, como sabemos, es visto con gran admiración y atención por todos”: con estas palabras el P. Silvio Sgrò, rector del Seminario arzobispal de Palermo, se refiere a la visita del papa Francisco a la capital siciliana, el 15 de septiembre próximo, con ocasión del 25° aniversario del martirio del padre Pino Puglisi, párroco asesinado por la mafia siciliana el día en que cumplía 56 años en el difícil barrio de Brancaccio, por su obra contra el crimen organizado, hablando a los jóvenes y abriendo el “Centro Padre Nostro”. La entrevista es de Alessandra Zaffiro.

“Creo que la presencia del papa Francisco en Palermo es una señal importante para nosotros en la dirección de la comunión. Necesitamos estímulos fuertes que nos ayuden a sentirnos Iglesia, comunidad, que nos ayuden a experimentar la pertenencia – continua don Sgrò – y  además, desde luego, el papa Francisco nos indica la dirección tomada por Don Pino Puglisi: la dirección de la fidelidad hasta el final. Don Pino nunca retrocedió y se mantuvo fiel en su misión hasta el fin”.

Gran expectativa por la visita del Obispo de Roma

Durante la entrevista, el padre Sgrò, se refiere a la gran expectativa de los seminaristas de Palermo ante la llegada del papa Bergoglio y a la huella que ha dejado el trabajo del beato Pino Puglisi en la vida de los futuros sacerdotes de la Iglesia siciliana:

“Hay tanta expectativa y muchos de ellos están activamente comprometidos en esta etapa organizativa – señala don Silvio, describiendo cómo los seminaristas están viviendo este período. Está quien colabora con la secretaria, quien está preparando la liturgia y estará activamente involucrado después en el servicio del altar durante la celebración eucarística. Cada seminarista mira con gran atención la figura del Papa Francisco. Creo que nuestros seminaristas están impresionados por su capacidad de estar entre la gente, con gran sencillez y, sin duda, también están impresionados por su capacidad comunicar de forma franca, directa, comprensible. Pienso que esto es muy importante para su formación en vista del futuro sacerdocio”.

Don Pino sabía cómo estimular a las masas

“El padre Pino Puglisi es una presencia en nuestras vidas – continúa el ector del Seminario arzobispal de Palermo – sobre todo nos guía en su ser discípulo del Señor: es un hombre que ha seguido a Cristo porque estaba enamorado de Cristo, era capaz de acoger constantemente la Palabra del Señor y hacerla suya, aquella palabra que en él se ha vuelto vida y en esto el padre Pino es seguramente un ejemplo para nuestros seminaristas y para nosotros sacerdotes. Su tiempo estuvo a disposición de Dios y de los demás. Sabemos que tuvo una especial atención hacia los jóvenes, y esto atrae a nuestros seminaristas. El padre Puglisi no era una persona que hacía un particular rumor,  sino una persona que con su presencia silenciosa sabía cómo dejar la huella, cómo atraer a la gente, cómo estimular”.

A pesar de los riesgos permaneció en su comunidad

“Yo era un joven cuando el padre Puglisi fue asesinado.  Me encontraba en el seminario y él fue por un período nuestro padre espiritual. Recuerdo una meditación que tuvimos: fue la última que nos ofreció -dice el padre Silvio- exactamente en el mes de junio del mismo año del asesinato. Nos hizo meditar sobre el décimo capítulo del Evangelio de San Juan sobre el Buen Pastor. El Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Y para mí es una especie de testamento que Don Pino nos ha dejado. Ciertamente era consciente del riesgo que corría su vida en esos días , pero se quedó allí, en su comunidad parroquial, en ese territorio, y quiso de alguna manera involucrarnos también, dejándonos esta preciosa semilla que, ciertamente, en diferentes formas, ha dado y continúa dando frutos en nuestras vidas, en nuestro ministerio “.

Fidelidad diaria en las pequeñas cosas 

“Debemos aspirar a la coherencia: somos cristianos, somos discípulos del Señor, debemos vivir de acuerdo con esta pertenencia, de acuerdo con nuestra elección, a partir de las pequeñas cosas. Cuando el padre Pino nos decía ‘si cada uno hace algo’, se refería también a las cosas pequeñas de cada día y pienso que lo primero es, precisamente, la fidelidad, la fidelidad a aquellos gestos cotidianos que debemos vivir de acuerdo con las responsabilidades que hemos asumido en nuestra vida, en aquello que es nuestro estado de vida, nuestro trayecto particular de vida: no cosas extraordinarias, sino fidelidad cotidiana en las pequeñas cosas”.

(Ciudad del Vaticano, vaticannews.va)

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