Audiencia General
El Papa, tras su viaje a los países bálticos: "Mi misión fue anunciarles nuevamente la alegría del Evangelio"
Ante una abarrotada Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha reflexionado sobre su paso por Lituania, Letonia y Estonia.
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El Papa Francisco ha explicado que realizó esta visita con ocasión del centenario de la independencia de dichos países, que sufrieron bajo el bajo el yugo de las ocupaciones, primero la nazi, y la soviética después. También ha agradecido a los presidentes de las tres repúblicas y a las autoridades civiles la acogida que le han brindado, además de demostrar su gratitud a todos los obispos y a quienes han colaborado para la preparación de este evento.
“Ahora que gozan de libertad, mi misión fue anunciarles nuevamente la alegría del Evangelio y la revolución de la misericordia y de la ternura, porque para darle sentido y plenitud a la vida, además de la libertad, es indispensable el amor que viene de Dios”, ha señalado el Papa, que también ha recordado que "el Evangelio, en el tiempo de la prueba da fuerzas y anima la lucha para la liberación, en el tiempo de la libertad es luz para el camino cotidiano de las personas, las familias, las sociedades, y sal que da sabor a la vida ordinaria y la preserva de la corrupción de la mediocridad y los egoísmos".
Francisco también ha subrayado el carácter ecuménico de la visita a estos países -dos de ellos predominantemente luteranos y ortodoxos- y ha expresado que el desafío ha sido reforzar la comunión entre todos los cristianos.
“Durante este viaje con marcado carácter ecuménico, me encontré con muchas personas. En Vilna, les recordé a los jóvenes la importancia del diálogo entre las generaciones, y en Riga, les subrayé a los ancianos la estrecha relación que existe entre la paciencia y la esperanza. También a los sacerdotes, consagrados y seminaristas les manifesté que es indispensable estar centrados en Dios y arraigados en su amor, manteniendo viva la memoria de los mártires, para seguir su ejemplo y ser testigos de esperanza. Tampoco me faltó la oportunidad para honrar a las víctimas del genocidio judío en Lituania” ha narrado el Papa, en español.
"Ante las autoridades de los tres países, puse el acento en la contribución que dan a la comunidad de las naciones y especialmente a Europa: la contribución de los valores humanos y sociales pasados por el crisol de la prueba”. Y añadió que, en la visita al Museo de las Ocupaciones y las Luchas por la Libertad -antigua sede de la KGB-, se detuvo en oración en las habitaciones donde eran detenidos, torturado y asesinados los opositores del régimen. "Asesinaban a cerca de cuarenta cada noche. Es conmovedor ver hasta qué punto puede llegar la crueldad humana. Pensemos en esto", ha pedido el Papa a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
“A estas tres naciones las une una fuerte devoción mariana. Por ello, en las tres celebraciones eucarísticas, el santo Pueblo fiel de Dios que peregrina en esas tierras, ha renovado con María su 'sí' a Jesucristo, suplicando a la Madre de Dios que continúe protegiendo y acompañando a sus hijos en estos momentos de su historia”, ha explicado el Papa.
Al concluir la catequesis, en el momento de los saludos, el Papa también ha dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados, recordándoles la memoria litúrgica de hoy, que conmemora a los santos médicos y mártires, Cosme y Damián: “Por su intercesión, el Señor les dé conforto y salud a todos los que están sufriendo y en enfermedad, y les inspire generosidad y espíritu de servicio a quienes se ocupan de los cuidados sanitarios”, ha concluido.