La plaza de San Pedro amanece con una rosa sobre la lápida donde Juan Pablo II sufrió el atentado

El corazón de los católicos se encogió tras escuchar los cuatro disparos de Ali Agca contra el Santo Padre aquel 13 de mayo de 1981. El Papa salió adelante, aunque con secuelas

La plaza de San Pedro amanece con una rosa sobre la lápida donde Juan Pablo II sufrió el atentado

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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A las 17.19h de la tarde del 13 de mayo de 1981, los fieles que abarrotaban la Plaza de San Pedro vieron encogidos su corazón tras escucharse varios disparos. La balas de la pistola atravesaron el abdomen del Papa Juan Pablo II, pero también impactó en su brazo derecho y en su dedo índice izquierdo. El Pontífice resultaba herido de gravedad, y con él el resto de personas que profesan el catolicismo.

Mientras Karol Wojtyla se mueve en su 'papa-móvil', Mehmet Ali Agca, un joven turco de 23 años, desenfunda su revólver, apunta por encima de la gente y dispara hasta en cuatro ocasiones.

Cuatro décadas después, nadie puede olvidar. Por ello, este jueves, día de la Virgen de Fátima, la lápida que marca el punto exacto de la Plaza de San Pedro donde se produjo el atentado, ha amanecido con una rosa roja. Un momento que ha captado en vídeo la corresponsal de ÁBSIDE MEDIA en el Vaticano, Eva Fernández.

La reproducción, de apenas 37 segundos, impacta por el silencio que reina en la Plaza de San Pedro en las primeras horas del día. Aquella tarde de 1981, Ali Agca y quienes estuvieron detrás de aquel ataque no se salieron con la suya, y Juan Pablo II logró salir adelante.

Su vitalidad hizo que siempre se sobrepusiera a las secuelas que le dejó aquel atentado casi mortal. Aquellas balas asesinas, que hoy descansa en la corona de la Virgen de Fátima, hizo que algunos de sus órganos vitales quedaran trastocados, y que se agravaron con el paso de los años. Por ejemplo, la artrosis que padecía, el parkinson o un cáncer benigno que le hizo pasar en varias ocasiones por el quirófano.

A lo largo de estas cuadro décadas, el autor de aquellos hechos apenas ha revelado nada sobre la trama que había detrás del ataque contra el Santo Padre pero, cuatro décadas después, la hipótesis principal sobre el atentado es que se trató de un complot de la KGB rusa, ya que veían en Juan Pablo II una amenaza para su estabilidad política, al ser un polaco anticomunista que ya tuvo problemas con las autoridades del país, por aquel entonces bajo dominio soviético. Una teoría que no se ha podido aún probar.

Dos años después del atentado, Juan Pablo II acudió a su celda para perdonar a su verdugo. En 2014, Ali Agca solicitó al Vaticano un encuentro con Francisco, pero fue rechazado. El 27 de diciembre de ese año, visitó la tumba de Juan Pablo II en la basílica de San Pedro, depositando un ramo de rosas blancas.

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