Protocolarios, distantes y con alguna anécdota: los encuentros de Isabel II con los papas durante su reinado

A lo largo de sus setenta años de reinado, la monarca británica visitó cuatro veces el Vaticano para reunirse con tres Papas. Con Benedicto XVI el encuentro se produjo en Edimburgo

Protocolarias, distantes y con alguna anécdota: los encuentros de Isabel II con los papas durante su reinado

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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Se dice pronto, pero Isabel II ha sobrevivido a siete pontificados a lo largo de su reinado, algunos de ellos muy prolongados en el tiempo como el de Juan Pablo II (27 años). Fue precisamente con el Santo Padre polaco con quien Isabel II mantuvo una relación algo más estrecha, ya que se vieron hasta en tres ocasiones, dos en el Vaticano y una en Londres.

A lo largo de sus más de setenta años como reina de Inglaterra y jefa de la Iglesia Anglicana, Isabel II estuvo en cuatro ocasiones en el Vaticano: en 1961 para ser recibida por Juan XXIII; en 1980 y 2000 para reunirse con el ya citado Juan Pablo II y una última vez en 2014 para encontrarse con Francisco.

Con Benedicto XVI se encontró en 2010 en Edimburgo durante su Visita Apostólica, la primera de un Papa en 450 años (la visita a Reino Unido de Juan Pablo II tuvo un carácter pastoral). Por su parte, nunca mantuvo encuentro oficial con Pío XII (se encontraron en una ocasión cuando Isabel II era aún Princesa), Pablo VI y Juan Pablo I.

En ECCLESIA, repasamos cómo fueron los encuentros de la monarca fallecida este 8 de septiembre con los Pontífices.

La primera vez de Isabel II en el Vaticano como reina, nueve años después de su toma de posesión

La primera vez que Isabel II acudió al Vaticano como reina de Reino Unido fue en 1961, nueve años después de tomar posesión como jefa del Estado británico. Fue recibida por el Papa Juan XXIII. Las tensiones de la Guerra Fría marcaban el contexto internacional, todavía con el recuerdo cercano de la Segunda Guerra Mundial.

En su discurso, Juan XXIII mostraba su satisfacción por el encuentro y reivindicó el papel del cuerpo diplomático británico en la Santa Sede en favor de la paz y las relaciones amistosas entre los pueblos.

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“La Santa Sede, como sabéis, no deja de auspiciar y de promover con todos sus medios, la realización del gran ideal cristiano de paz, de caridad y de fraternidad entre las hombres y las naciones. En un mundo agitado por tantas incertidumbres y peligros, pero que aspira, en lo último, tan ardientemente, a ver traducido en hechos ese ideal, la grande y noble nación británica, tan rica en valor, en espíritu de iniciativa y en tenacidad, ocupa un lugar que nos complace subrayar ante Vuestra Majestad. Notamos siempre con íntima satisfacción, en el desarrollo de los acontecimientos internacionales, la preciosa aportación que los hombres de Estado de Vuestro País saben dar al mantenimiento de la paz y al desarrollo de relaciones amistosas entre los pueblos”, manifestó el Pontífice.

Asimismo, Juan XXIII no dejó pasar la oportunidad de dirigirse a “los numerosos hijos de la Iglesia Católica que viven en la Commonwealth para promover el progreso y los intereses de sus países. Nos creemos poder asegurar a Vuestra Majestad que su ambición es la de no ser segundos a nadie en la práctica de la más sincera lealtad para con la Corona y las Autoridades constituidas”.

Isabel II acudió dos veces al Vaticano para encontrarse con Juan Pablo II

El largo Pontificado de Juan Pablo II propició más ocasiones para que el polaco y la reina de Inglaterra se encontraran. La primera vez fue el 17 de octubre de 1980. Aquel día, Isabel II llegaba a la Santa Sede en traje negro de terciopelo y velo de mismo color, como establece el protocolo vaticano. Poco trascendió del encuentro entre ambos jefes de Estado, más allá del clima cordial y protocolar del mismo.

Dos años más tarde Karol Wojty?a se convertía en el primer papa en 450 años en visitar Inglaterra, aunque se trató de un viaje pastoral, no apostólico. La Reina, como jefe de la Iglesia de Inglaterra, le recibió en el palacio de Buckingham.

No volvieron a encontrarse hasta 18 años más tarde, en octubre de 2000. En su discurso, el Sucesor de Pedro hasta 2005 reivindicó la “rica herencia del cristianismo británico y la contribución que ha dado Gran Bretaña a la construcción de la Europa cristiana, así como a la difusión del cristianismo en todo el mundo, desde que san Agustín de Canterbury predicó el Evangelio en sus islas”.

En su alocución, Juan Pablo II reconocía que las relaciones entre Reino Unido y la Santa Sede no siempre fueron las mejores, aunque en las últimas décadas, expuso, se logró establecer “una cordialidad que está más de acuerdo con la armonía de los primeros tiempos y que expresa de modo más auténtico nuestras raíces espirituales comunes. No podemos dejar de buscar nuestro objetivo ecuménico, para obedecer al mandato del Señor”.

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No obstante, el Pontífice polaco reclamó de cara al futuro una cohesión más sólida que propiciara “excluir los conflictos que caracterizaron gran parte de su pasado” y, en este sentido, recordó las heridas de las guerras mundiales de la primera mitad del siglo XX que tanto daño hicieron a Europa.

“Vemos claramente la necesidad de construir una unidad europea profunda y duradera, arraigada firmemente en la auténtica índole humana y espiritual de los pueblos de Europa. Con todo, la unidad a la que aspiran los europeos no puede ser una estructura sin contenido. Sólo conservando y fortaleciendo los ideales y los logros más elevados de su herencia, en los campos político, jurídico, artístico, cultural, moral y espiritual, la Europa del futuro próximo realizará un esfuerzo viable y válido”, subrayó el Papa.

Asimismo, se refirió al fenómeno de la globalización que comenzaba a imperar en el mundo, y que para Juan Pablo II suponía abrir una brecha “cada vez mayor entre ricos y pobres, una brecha que corre peligro de ahondarse y agravarse cada vez más cuando algunos se benefician de los progresos de la tecnología y otros quedan completamente marginados”, consideraba.

En este sentido, el Santo Padre apoyó la iniciativa británica entonces de cancelar totalmente la deuda de los países pobres seriamente endeudados: “El nuevo milenio nos llama a todos a trabajar efectivamente en la construcción de un mundo no contaminado por la avidez, el egoísmo y el afán de dominio, sino abierto y respetuoso de la dignidad humana, de los derechos inalienables y de la igualdad fundamental de todos los miembros de la familia humana”, expresó Juan Pablo II en su último encuentro con Isabel II.

Isabel II recibe a Benedicto XVI en Reino Unido

Durante los ocho años de Pontificado del alemán, Isabel II no visitó la Santa Sede. Fue Benedicto XVI quien, en septiembre de 2010, realizó el primer Viaje Apostólico de un Papa a tierras británicas en 450 años, después de la Reforma anglicana del siglo XVI.

La primera etapa de su viaje le llevó a Edimburgo y Glasgow, donde fue recibido por la monarca. El encuentro, celebrado en un clima cordial, sirvió para que ambos agradecieran mutuamente el papel de la Iglesia Católica y Anglicana en la historia de la humanidad.

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La reina, tras recordar la visita pastoral de Juan Pablo II al Reino Unido en 1982, agradeció especialmente “la contribución de la Santa Sede en la extraordinaria mejora de la situación en Irlanda del Norte” y en “la caída de los regímenes totalitarios de Europa Central y del Este, que ha permitido una mayor libertad para millones de personas”.

Por su parte Joseph Ratzinger puso en valor la acción de Gran Bretaña en la forja del consenso internacional de posguerra, “que favoreció la creación de las Naciones Unidas y marcó el comienzo de un período de paz y prosperidad en Europa hasta entonces desconocido”.

El retraso de Isabel II a su cita con Francisco, lo más destacable de su última vez en el Vaticano

La última vez que Isabel II estuvo en el Vaticano fue en octubre de 2014 para encontrarse con el actual obispo de Roma, Francisco. Fue una visita fugaz, ya que la reina permaneció en Roma cinco horas, tiempo que aprovechó para almorzar con el entonces presidente de la República, Giorgio Napolitano, y conocer a Francisco.

De aquella reunión lo que más trascendió fue el retraso de Isabel II en su llegada al Vaticano y la consiguiente disculpa al Papa: “Disculpe por la tardanza. Estábamos teniendo un almuerzo muy agradable con el presidente Napolitano”.Un retraso que obligó a Francisco a acortar el tiempo de reunión, pasando de la media hora prevista a 17 minutos.

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En cuanto a los regalos, Isabel II obsequió al argentino con una botella de whisky escocés y una cesta con productos de la tierra. Por su parte Jorge Mario Bergoglio regaló a la reina un facsímil del documento con el que el Papa Inocencio XI introdujo en 1679 el culto de San Eduardo, rey de Inglaterra entre el año 1043 y 1066 y fundador de la abadía de Westminster; al duque de Edimburgo, un tríptico con las monedas de su pontificado; y además un regalo para su bisnieto Jorge, el hijo de Guillermo y Catalina, los duques de Cambridge.

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