¿Se pudo evitar el atentado contra Juan Pablo II?
Las medidas de seguridad del Vaticano en la década de los ochenta eran diferentes al de la actualidad
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Aquel mayo de 1981 en la que el Papa Juan Pablo II sufrió el atentado por parte del terrorista turco Mehmet Ali Agca, la plaza de San Pedro del Vaticano estaba abarrotada. No cabía un alfiler. Karol Wojtyła bendecía a los presentes en su 'papa móvil'. Allí se encontraba el asesino Ali Agca, por entonces un chaval de 23 años, que a sangre fría disparó hasta en cuatro ocasiones con su revólver al Sumo Pontífice.
Las balas impactaron en su brazo derecho, en su dedo índice izquierdo y en su abdomen. El corresponsal en el Vaticano de Atresmedia y colaborador de 'Iglesia Noticia' de COPE, Antonio Pelayo, no podrá olvidar aquel día, pese a que aún no estaba destinado en Roma: “Tuvo un impacto mundial la noticia. Por entonces estaba en París. Recuerdo cómo se interrumpieron todas las programaciones en las televisiones y las radios”.
Y es que como evoca Pelayo, se trataba de un atentado sin precedentes en la historia de la Iglesia Católica: “Nunca un Papa había muerto asesinado. Se salvó milagrosamente tras llevarle rápidamente al hospital para someterle a una operación. Fue un riesgo muy real para la vida de Juan Pablo II”.
Casi cuarenta años después, la pregunta es una constante cuando hacemos referencia a este hecho histórico. ¿Se pudo evitar el atentado? En declaraciones a COPE.es, el veterano periodista vallisoletano considera que sí: “Por aquel entonces no existía la psicosis del terrorismo. Las medidas de seguridad que actualmente blindan la plaza de San Pedro no se aplicaban. Tampoco hubo amenazas previas contra el Papa. Se pudo evitar, pero era difícil, al tratarde de una acción individual”.
Lo que parece evidente, a juicio de Antonio Pelayo, es que aquello se trató de un complot con muchos agentes implicados, especialmente de la KGB soviética: “No era el sueño de un loco tirador aislado. Había una trama detrás de la que aún desconocemos la verdad”.