Así describe Eva Fernández el primer discurso del Papa en Kinshasa: "Ha sido impresionante"

La corresponsal de COPE explica en La Linterna con Ángel Expósito las primeras impresiones de un viaje histórico: "El veneno de la avaricia ha ensangrentado sus diamantes"

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El Santo Padre ha empezado así su 40º Viaje Apostólico en Kinshasa

Redacción Religión

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"Está siendo impresionante". Así ha descrito la corresponsal de COPE en el Vaticano, Eva Fernández, el primer discurso del Papa en los jardines de la que fue la antigua residencia del gobernador general belga, en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo.

Tal y como ha explicado a Ángel Expósito en La Linterna de COPE, "el Papa ha denunciado que aunque ya no hay colonialismo político en África, se ha desatado un colonialismo económico que es igualmente esclavizador. Y en un país que es habitualmente saqueado por sus recursos, Francisco se ha referido concretamente a la venta de piedras preciosas para financiar la guerrilla".

Es más, ha explicado la corresponsal, ha asegurado que "el veneno de la avaricia ha ensangrentado sus diamantes, es un drama ante el cual el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca. Sin embargo, este país y este continente merecen ser respetados y escuchados. Merecen espacio y atención, espacio y atención".

El Santo Padre ha empezado así su 40º Viaje Apostólico en Kinshasa y en su primer discurso ha agradecido al Presidente de la República por la acogida que ha recibido: “Me siento feliz de estar aquí, en esta tierra tan bella, grandiosa y exuberante […] en su país, que es como un continente dentro del gran continente africano, parece como si toda la tierra respirara”.

La RDC es el segundo país más grande de África, después de Argelia

Se estima que su población se acerca a los 92 millones de personas que pertenecen a doscientos grupos étnicos diferentes, en su mayor parte bantúes. Hablan centenares de lenguas, entre ellas el francés, puesto que el Congo fue una colonia belga de 1908 a 1960. En su interior se encuentra la selva del Congo, la segunda mayor del planeta tras la del Amazonas.

Tan sólo hace falta echar un vistazo a sus fronteras para comprender que se encuentra en el epicentro de una región donde la violencia y la inestabilidad política es un mal endémico que ha originado grandes hambrunas y ha provocado desplazamientos masivos de la población, que subsisten como pueden en alguno de los campos de refugiados más grandes del mundo. En 2014, el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas situó a la RDC en el penúltimo puesto.

Al sur, RDC limita con Angola y Zambia; al norte con la República del Congo, Sudán del Sur y la República Centroafricana; al este, Uganda, Ruanda, Burundi y Tanzania.

Un país en constante guerra civil

Cuando el Congo consiguió la independencia en 1960, las distintas tribus desencadenaron un lucha genocida para hacerse con el poder. El ejército entró en liza persiguiendo a la población blanca que aún quedaba en el país, a lo que Bélgica envió un contingente para proteger a los ciudadanos europeos. Joseph Mobutu (1930-1997), un antiguo sargento de la época colonial que se había convertido en líder del Ejército Congoleño, dio un golpe de Estado y asesinó al primer ministro. Desde hace más de 25 años las guerras civiles no cesan, alimentadas por la corrupción de los dirigentes y el deseo de las distintas facciones de hacerse con los ingentes recursos naturales del país: cobalto, cobre, diamantes, oro, plata, zinc, carbón, manganeso,y, sobre todo, el codiciado coltán.

Los ataques de las Fuerzas Democráticas Aliadas, grupo extremista que en 2019 juró lealtad al Estado Islámico en África Central son constantes. Según estimaciones, el conflicto congoleño causó unos 2.500 muertos tan solo en 2021. Los últimos datos de la ONU estiman que entre junio de 2021 y marzo de 2022 podrían haber muerto en las regiones de Kivu Norte e Ituri 1.261 civiles a manos de los grupos armados. Calculan que las guerras, las enfermedades y el hambre han matado a seis millones de personas, de ellas, la mitad de las víctimas han sido niños menores de cinco años.

La misión de paz de las Naciones Unidas contribuye en lo que puede para evitar el estallido de una nueva guerra a gran escala.

La proyección demográfica de la República Democrática del Congo estima que en 2050, se podría llegar a los 170 millones de habitantes. Mientras sus riquezas son explotadas por terceros, la esperanza de vida de sus habitantes ronda los 50 años. Continuando con estas cifras demoledoras, el Índice de Desarrollo Humano sitúa a la RDC en el puesto 175 mundial (sobre un total de 189 países), mientras que Sudán del Sur está en el puesto 185.

Sudán del Sur, el país más joven del mundo, en constante búsqueda de paz

En la segunda parte del viaje a África, el Papa visitará el país más joven del mundo, Sudán del Sur, bajo el lema "Rezo para que todos sean uno", una clara apuesta por la superación del conflicto interno que no cesa. Viajará acompañado de otros dos líderes religiosos, Justin Welby, arzobispo de Canterbury y responsable de la Iglesia anglicana y el «moderador» de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, el presbiteriano Iain Greenshields. Desde hace años, los tres han impulsado unidos el proceso de paz en Sudán del Sur, para poner fin a la guerra civil en diversas fases que estalló tras el golpe de estado de diciembre de 2013.

Que acudan juntos en este viaje ecuménico servirá para respaldar y dar autoridad a los representantes de las Iglesias cristianas del país. Sudán del Sur es un país mayoritariamente cristiano, el 52% de los sursudaneses se consideran católicos y el 9,33% pertenecen a otras confesiones cristianas.

En 2019, cuando el número de víctimas mortales ya llegaba a 200 mil personas, el Papa convocó en el Vaticano a los representantes de ambas facciones para un retiro espiritual. Allí se produjo esa imagen que todos recordamos, cuando el Pontífice besó los pies del presidente y de su principal rival, implorándoles un acuerdo para poner fin a esta tragedia.

Será la primera vez que un pontífice visite Sudán del Sur, un país en el que su estabilidad en estos momentos depende, en gran medida, de su presidente y su vicepresidente, Salva Kiir y Riek Ma- char. Sus encuentros y desencuentros, marcados por los intereses del momento originan los constantes vaivenes políticos del país. El pontífice se reunirá con los dos, porque son los protagonistas de lo que sucede en el país desde el comienzo de la guerra en 2013. Hasta la firma del acuerdo de paz de 2018, la guerra había provocado cerca de 400.000 fallecidos. Sudán del Sur continúa siendo uno de los lugares más peligrosos del mundo para los trabajadores humanitarios. A comienzos de 2023 tres cooperantes fueron asesinados mientras prestaban ayuda a personas vulnerables.

El representante especial de Naciones Unidas en Sudán del Sur, Nicholas Haysom, ha insistido recientemente al presidente Salva Kiir que no se retrase la celebración de las elecciones, previstas para 2024, como parte del acuerdo de paz. La seguridad del país, principalmente en manos del Ejército se apoya también sobre las dos misiones de Naciones Unidas en Sudán del Sur.

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