Francisco, en la Audiencia General: "El Evangelio no es una ideología, es un anuncio de alegría"
El Papa, en las próximas semanas, sintetizará su ciclo sobre el celo apostólico en cuatro puntos, inspirados en la exhortación apostólica "Evangelii gaudium"
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El Papa Francisco ha presidido como cada miércoles la Audiencia General en la Plaza San Pedro y, después de haber reflexionado durante varios meses sobre los “diferentes testigos del anuncio del Evangelio", en las próximas semanas se dedicará a sintetizar este ciclo de catequesis en cuatro puntos, inspirados en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.
El primer punto “se refiere a la actitud de la que depende la sustancia del gesto evangelizador: la alegría”. ¿Cuál es la razón de esta gran alegría? ¿Una buena noticia, una sorpresa, un bonito suceso? Para el Papa Francisco es mucho más, “una persona: ¡Jesús! ¡Es Él el Dios hecho hombre que nos ama siempre, que ha dado la vida por nosotros y que desea donarnos la vida eterna! ¡Es Él nuestro Evangelio, fuente de una alegría que no pasa!”.
"El Evangelio es una sonrisa"
"El Evangelio no es una ideología, es un anuncio de alegría. El Evangelio es una sonrisa, te hace sonreír, porque te toca el alma con la buena noticia”, ha subrayado Francisco durante su catequesis.
Francisco ha lamentado que “un cristiano infeliz, triste, insatisfecho o, peor todavía, resentido y rencoroso no es creíble. Es esencial vigilar nuestros sentimientos. Especialmente en aquellos contextos en los que la Iglesia ya no goza de ciertos reconocimientos sociales, se corre el riesgo de adoptar actitudes de desánimo o de venganza, y esto no es bueno”.
El Papa ha recordado “el gran pasaje de Emaús”: “La historia de esos dos discípulos muestra cómo, acompañados por Jesús, se puede siempre pasar del desaliento a la alegría pascual. Especialmente en este tiempo lleno de preocupaciones, donde en varios lugares se registra también una crisis de la fe, podríamos estar rodeados por los mismos estados de ánimo oscuros, por el sentimiento de derrota de esos dos, que se alejan de Jerusalén tristes y desanimados, prisioneros de sus expectativas decepcionadas. También nosotros a veces podríamos ser así. Emaús nos revela, sin embargo, que precisamente ahí, donde todo parece haber terminado, con Jesús resucitado renace la alegría”.
Los primeros en tener que ser evangelizados, "somos nosotros, los cristianos"
Estos dos discípulos de Emaús “hacen cuentas con su fe inmadura, con una forma de creer terrena, unida a expectativas de éxito mundano”. Pocos momentos después, reanimados por el encuentro con Jesucristo, “resurgen dentro, se vuelven celantes anunciadores”.
Por tanto, los primeros en tener que ser evangelizados “somos nosotros los cristianos”: “Inmersos en el clima veloz y confuso de hoy, también nosotros, de hecho, podríamos encontrarnos viviendo la fe con un sutil sentido de renuncia, persuadidos que para el Evangelio no haya más escucha y que ya no valga la pena comprometerse para anunciarlo”.
"Cuando el horizonte es oscuro, es la hora del encuentro con Jesús"
“Cuando el corazón está cansado y el horizonte es oscuro, es la hora del encuentro con Jesús, con su deslumbrante belleza, tan luminosa y entusiasmaste; y entonces, como por instinto, deseamos comunicarlo a quien tenemos a nuestro alrededor”, ha subrayado Francisco.
Concluyendo la catequesis, Francisco ha remarcado que “el Evangelio es esperado también hoy: el hombre de todo tiempo lo necesita, también la civilización de la incredulidad programada y de la secularidad institucionalizada; es más, sobre todo la sociedad que deja desierto los espacios del sentido religioso. Este es el momento favorable al anuncio de Jesús”.