Francisco denuncia que los pobres son invisibles ante "la indiferencia de una sociedad distraída"
En la Misa por la VII Jornada Mundial de los Pobres, el Papa asegura que "la pobreza es un escándalo" y recuerda que el mensaje del Evangelio pide "hacer circular la caridad"
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“La pobreza es un escándalo”. Así de contundente se ha mostrado el Papa Francisco en su homilía durante la la Misa por la VII Jornada Mundial de los Pobres, en la que el Pontífice ha pedido a los fieles pensar en todos aquellos pobres de nuestro mundo que, a su juicio, “se han convertido en invisibles”, y cuyo grito de dolor “es sofocado por la indiferencia general de una sociedad muy ocupada y distraída”, ha denunciado.
En una Misa donde personas sin hogar y familias sin recursos han estado presentes en la basílica de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre ha reclamado pensar en aquellos que “están oprimidos, cansados, marginados, en las víctimas de las guerras y en aquellos que dejan su tierra arriesgando la vida, en aquellos que están sin pan, sin trabajo y sin esperanza”, recordando que el mensaje del Evangelio es claro, la caridad hacia ellos: "¡No enterremos los bienes del Señor! Hagamos que circule la caridad, compartamos nuestro pan, multipliquemos el amor”, ha demandado.
Asimismo, el obispo de Roma ha advertido que será el Señor quien, tras nuestro paso por la Tierra, nos pedirá cuentas de por qué hemos tolerado cada uno de nosotros “que muchos pobres muriesen de hambre, cuando poseían oro con el cual procurar comida para darles”.
"Hagamos de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás"
En su homilía, Francisco ha puesto de ejemplo a Jesús, quien recibió todo de las manos del Padre, “pero no retuvo esa riqueza para sí, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor. Se revistió de nuestra frágil humanidad, como el buen samaritano alivió nuestras heridas, se hizo pobre para enriquecernos con la vida divina y subió a la cruz”, ha explicado el Santo Padre.
En este sentido, el Papa nos dice que cada uno de nosotros hemos recibido “talentos”, que va más allá de capacidades personales, sino que se refiere a “los bienes del Señor, de aquello que Cristo nos dejó al volver al Padre. Con esos bienes Él nos ha dado su Espíritu, en el cual fuimos hechos hijos de Dios y gracias al cual podemos gastar la vida dando testimonio del Evangelio y edificando el Reino de Dios. El gran “capital” que ha sido puesto en nuestras manos es el amor del Señor, fundamento de nuestra vida y fuerza de nuestro camino”, ha precisado.
Por ello, argumenta el Sucesor de Pedro, con ese don hemos de emplearlo para multiplicarlo “haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás. Si no multiplicamos el amor alrededor nuestro, la vida se apaga en las tinieblas; si no ponemos a circular los talentos recibidos, la existencia acaba bajo tierra, es decir, es como si estuviésemos ya muertos”, ha alertado el Papa Francisco.