Francisco invita a “acogernos unos a otros como portadores de un mensaje de Dios, cada uno según su vocación”
El Santo Padre ha animado a los fieles en el Ángelus a "evitar conflictos poniéndose en escucha de los demás con el sincero deseo de comprenderse"
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El
ha realizado este domingo el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano ante centenares de fieles. El Santo Padre ha indicado que en el Evangelio de hoy Jesús habla sobre el profeta, y se pregunta quién es el profeta. “
. Otros pintan al profeta solo como un personaje del pasado, que existió antes de Cristo para preanunciar su llegada. Y Jesús mismo hoy habla de la necesidad de acoger a los profetas; por lo tanto, existen todavía, pero, ¿quiénes son?”.
“Cada uno de nosotros somos profetas”
El Pontífice asegura que “cada uno de nosotros somos profetas. Con el Bautismo todos recibimos el don y la misión de la profecía. Profeta es aquel que, en virtud del Bautismo, ayuda a los demás a leer el presente bajo la acción del Espíritu Santo, a comprender los proyectos de Dios y a corresponderlos. En otras palabras, es aquel que muestra a los demás a Jesús, que da testimonio de Él, que nos ayuda a vivir el hoy y a construir el mañana según sus planes. Por lo tanto, todos somos profetas y testigos de Jesús”.
“Acoger a los profetas”
El Santo Padre asegura que
. Es importante que nos acojamos unos a otros como tales, como portadores de un mensaje de Dios, cada uno según su estado y su vocación y hacerlo allí donde vivimos: en la familia, en la parroquia, en las comunidades religiosas, en los demás ámbitos de la Iglesia y de la sociedad. El Espíritu ha distribuido dones de profecía en el Santo Pueblo de Dios: he aquí por qué está bien escuchar a todos”.
Francisco invita a que, por ejemplo, “cuando hay que tomar una decisión importante, viene bien sobre todo rezar, invocar al Espíritu, pero después escuchar y dialogar, en la confianza de que cada uno, incluso el más pequeño, tiene algo importante que decir, un don profético que compartir. Así se busca la verdad y se difunde un clima de escucha de Dios y de los hermanos, en el que las personas no se sienten acogidas solo si dicen lo que nos gusta a nosotros, sino que se sienten aceptadas y valoradas como dones por lo que son”.
“Pongámonos en escucha de los demás”
Por último afirma que, de esta forma, “muchos conflictos se podrían evitar y resolver así, poniéndose en escucha de los demás con el sincero deseo de comprenderse. Preguntémonos entonces: ¿Yo sé acoger a los hermanos y a las hermanas como dones proféticos? ¿Creo que los necesito? ¿Los escucho con respeto, con el deseo de aprender? Porque cada uno de nosotros necesita aprender de los demás”.