Francisco nos pide volver a la Eucaristía frente a la religión "del poseer, del éxito o de las marcas de ropa"
En la Misa de clausura del Congreso Eucarístico de Italia, celebrado en la ciudad de Matera, el Papa recuerda que Eucaristía representa la primacía de Dios por encima del "yo"
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El Papa Francisco ha invitado a los fieles a volver al gusto eucarístico, indicando que la Eucaristía nos recuerda la primacía de Dios, el alimento cristiano que debe estar en el centro de cristiano, pero también llama al amor por nuestros hermanos. Así se ha pronuniado el Santo Padre en la Misa de clausura del Congreso Eucarístico Nacional de Italia, que se ha celebrado en la ciudad de Matera.
En el contexto de este mensaje, el Pontífice ha hecho referencia a la parábola el rico y del pobre, que recibe el nombre de Lázaro: “El hombre rico solo piensa en su propia bienestar, en disfrutar de la vida. Por eso ha perdido incluso el nombre. El Evangelio dice un rico, en cambio del pobre dice Lázaro, recuerda su nombre”, recordaba el Santo Padre.
De esta manera, el obispo de Roma ha lamentado que en nuestra sociedad juzgamos a las personas demasiado a menudo “por la riqueza o los títulos que ostenta, o la marca de ropa que llevan. Es la religión del tener y parecer lo que a menudo domina la escena del mundo, pero que al final te deja con las manos vacías”, advierte en su homilía el Pontífice argentino.
Y es que el Papa recuerda que el éxito no viene determinado por lo que consigo en mi vida o por lo que pueda presumir, sino el ser “un hijo amado, estar bendecido por Dios. Él ha querido revestirme de belleza y me quiere libre de toda esclavitud”.
Ha continuado Francisco haciendo alusión al rico y a Lázaro, ya que este último yacía exhausto en la puerta del primero, quien ignoraba su grito silencioso pidiendo ayuda. Cuando al final de la vida de ambos el Señor revierte la suerte de ambos, el rico trataba de acercarse a él, pero el muro que creó en esta vida lo imposibilitó.
“Fue el hombre rico quien cavó el abismo en la tierra con Lázaro, y se mantiene luego, porque si levantamos muros contra nuestros hermanos en la tierra, quedamos preso en la soledad y en la muerte después”, subraya Francisco.
Una parábola, ha agregado Francisco, que sigue estangdo vigente en nuestro tiempo: “Las injusticias, las desigualdades, los recursos de la tierra están injustamente repartidos. El abuso de los poderosos frente a los pobres, el grito indiferente de los pobres no puede dejarnos indiferentes”.
Así las cosas, el Santo Padre se ha referido a la Eucaristía como una profecía, una presencia de Jesús con el fin de que se produzca en el mundo una conversión efectiva: “Conversión del derroche al compartir, conversión del egoísmo al amor, conversión del individualismo a la fraternidad. Soñemos con una Iglesia eucarística, hecha de mujeres y hombres que se parten como pan con los que mastican pobreza y soledad, para los que tienen hambre de ternura”, reclama.
A juicio del Sucesor de Pedro, no hay vedadero culto eucarístico sin tener en cuenta a tantos Lázaros que hay en el mundo: Desde Matera, ciudad del pan, les digo que volvamos a Jesús, a la Eucaristía, al sabor del pan porque mientras tengamos hambre de amor y esperanza, Dios es el alimento que nos sana”.