Francisco pide a Europa "volver a encontrar pasión y entusiasmo" y ser "un mosaico de esperanza"

El Papa, en la Audiencia General, ha resumido su último viaje a Marsella y ha pedido que el Mediterráneo sea un "laboratorio de civilización y de paz"

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Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco ha presidido este miércoles, 27 de septiembre, tras el viaje del fin de semana a Marsella, la tradicional Audiencia General en Plaza San Pedro. Francisco ha querido compartir las experiencias de su visita apostólica con todos los fieles presentes.

El Santo Padre participó en la conclusión de los 'Encuentros del Mediterráneo', que han involucrado a obispos y alcaldes de la zona mediterránea, junto con numerosos jóvenes, “para que la mirada se abriera al futuro”: “Este es el sueño, este es el desafío: que el Mediterráneo recupere su vocación, de ser laboratorio de civilización y de paz”.

Pope Francis holds weekly general audience

Vatican (Vatican City State (holy See)), 27/09/2023.- Pope Francis greets faithful during his weekly general audience in Saint Peter's Square, Vatican City, 27 September 2023. (Papa) EFE/EPA/ALESSANDRO DI MEO

Francisco, sobre el Mediterráneo: "No es tolerable que se convierta en tumba"

Francisco ha sido claro, una vez más, sobre lo que debería ser el Mediterráneo: “No es tolerable que se convierta en tumba, y tampoco en lugar de conflicto. No. El Mar Mediterráneo es lo más opuesto que hay al enfrentamiento entre civilizaciones, a la guerra, a la trata de seres humanos. Es exactamente lo contrario: el Mediterráneo comunica África, Asia y Europa; el norte y el sur, oriente y occidente; las personas y las culturas, los pueblos y las lenguas, las filosofías y las religiones […] sus aguas custodian tesoros de vida, sus olas y sus vientos llevan embarcaciones de todo tipo. En resumen: es lugar de encuentro y no de enfrentamiento, de vida y no de muerte”.

Este encuentro ha sido el fruto de un camino “en el que toda generación está llamada a recorrer un tramo, leyendo los signos de los tiempos en los que vive. A nosotros nos ha tocado este periodo histórico, en el que las migraciones forzadas se han convertido ellas mismas en un signo de los tiempos, es más, el signo que nos llama a todos a hacer una elección de fondo: la elección entre la indiferencia y la fraternidad”.

"Salió una mirada de esperanza"

¿Qué ha salido de este encuentro en Marsella?: “Ha salido una mirada al Mediterráneo que definiría simplemente humano, no ideológico, no estratégico, no políticamente correcto ni instrumental, no, humano, es decir, capaz de referirlo todo al valor primario de la persona humana y de su inviolable dignidad. Y al mismo tiempo salió una mirada de esperanza”.

Esta esperanza, según Francisco, no debe “volatizarse”, sino al contrario, debe organizarse, “concretizarse en acciones a largo, medio y corto plazo”. Y esto, ¿qué significa?: “Significa trabajar para que las personas, en plena dignidad, puedan elegir emigrar o no emigrar. Es el tema de la Jornada del Migrante y del Refugiado que acabamos de celebrar. En primer lugar, debemos comprometernos todos para que cada uno pueda vivir en paz, seguridad y prosperidad en el propio país de origen. Esto requiere conversión personal, solidaridad social y compromisos concretos por parte de los Gobiernos a nivel local e internacional. En segundo lugar, para los que no pueden permanecer en la patria, se trata de predisponer estructuras para que se les asegure la seguridad durante el viaje y sean acogidos e integrados allí donde llegan”.

Europa "necesita volver a encontrar pasión y entusiasmo"

Asimismo, Francisco se ha preguntado cómo poder acoger a los otros, “¿si no tenemos nosotros antes un horizonte abierto al futuro?”: “Nuestras sociedades enfermas de individualismo, de consumismo y de vacías evasiones necesitan abrirse, oxigenar el alma y el espíritu, y entonces podrán leer la crisis como oportunidad y afrontarla de forma positiva”.

Por último, el Santo Padre ha enviado un mensaje contundente para todo el continente europeo que “necesita volver a encontrar pasión y entusiasmo, y en Marsella puedo decir que los he encontrado: en su pastor, el cardenal Aveline, en los sacerdotes y en los consagrados, en los fieles laicos comprometidos en la caridad, en la educación, en el pueblo de Dios que ha demostrado gran calor en la misa en el Estadio Vélodrome. Doy las gracias a todos ellos y al presidente de la República, que con su presencia ha testimoniado la atención de toda Francia en el evento de Marsella”.

“Pueda la Virgen, que los marselleses veneran como Notre Dame de la Garde, acompañar el camino de los pueblos del Mediterráneo, para que esta región se convierta en lo que desde siempre ha estado llamada a ser: un mosaico de civilización y de esperanza”, ha subrayado Francisco concluyendo la Audiencia General.

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