Francisco pide a la Iglesia no cerrarse en sus "comodidades religiosas": "Testimoniar y anunciar"
El Papa ha concluido este miércoles el ciclo de catequesis dedicado al celo apostólico: "Pidamos la gracia, como Iglesia, de poder realizar una conversión pastoral y misionera"
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
El Papa Francisco ha presidido como cada miércoles la Audiencia General en el Aula Pablo VI en el Vaticano y ha concluido el ciclo dedicado al celo apostólico durante el cual “nos hemos dejado inspirar por la vida de algunos testimonios y por el Magisterio reciente, a cultivar la pasión por el anuncio del Evangelio”.
En su última catequesis sobre este tema, el Santo Padre ha recordado que durante el rito del bautismo el sacerdote “pide a Dios de hacernos oyentes y anunciadores de Jesús”: “Es el rito del “Effetá”: el nombre deriva precisamente del signo prodigioso cumplido por Jesús que hemos escuchado y del cual quisiera hablarles”.
“Jesús, al sacar a los discípulos de la seguridad de los territorios habituales y curando un pagano para que escuche el evangelio, desea que sus discípulos acepten la invitación a salir de los estrechos confines de un pueblo o de un círculo religioso para anunciar la presencia salvadora y liberadora de Dios a todos: a los extranjeros, a los alejados, a los sordos en el cuerpo y de corazón, a los que no hablan la misma lengua”, ha recordado el Santo Padre.
También los fieles “que hemos recibido la effetá del Espíritu en el bautismo, estamos llamados a abrirnos”: “¡Ábrete porqué el mensaje del Evangelio te necesita para ser testimoniado y anunciado! Ábrete, no te cierres en tus comodidades religiosas y en el “siempre se ha hecho así”! ¡Ábrete Iglesia, al soplo del Espíritu Santo, que te impulsa a ser misionera, evangelizadora!”.
Continuando en su catequesis, Francisco ha subrayado que “el celo misionero no es propaganda para ganar consenso, no es proselitismo, ni es llenarse la cabeza de nociones, sino encender en el corazón la chispa del amor de Dios […] El celo apostólico no depende de la organización, sino del ardor; no se mide por el consentimiento que recibimos sino por el amor qué damos”.
Al final de los Evangelios, Jesús entrega este celo misionero y confía Pedro “la misión de apacentar sus ovejas, de ser pastor para todos”: “El mensaje es claro: para ser pastores del pueblo de Dios, hay que ser pescadores de hombres, dispuestos a dejar las orillas de las propias seguridades para hacerse a la mar con el Evangelio en el mar del mundo”.
“Hermanos y hermanas, sintámonos todos llamados, como bautizados, a testimoniar y anunciar a Jesús. Y pidamos la gracia, como Iglesia, de poder realizar una conversión pastoral y misionera”, ha remarcado Francisco al final de su catequesis. El Papa ha dejado también algunas preguntas para la reflexión personal: “¿Amo realmente al Señor, hasta el punto de querer anunciarlo? ¿Quiero convertirme en su testigo o me contento con ser su discípulo? ¿Me tomo a pecho a las personas que conozco? Las llevo a Jesús en oración? ¿Quiero hacer algo para que la alegría del Evangelio, que ha transformado mi vida, haga más bella también la de ellos?”.