ÁNGELUS 9 AGOSTO
Francisco pide a María que nos ayude en las tempestades y ayuda generosa para El Líbano
En el Ángelus de este domingo, Francisco se centró en el diálogo entre Jesús y Pedro.
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Cuando sentimos fuerte la duda y el miedo y nos parece que nos hundimos, en los momentos difíciles de la vida, no debemos avergonzarnos de gritar, como Pedro: «¡Señor, sálvame!». Lo dijo el Papa Francisco, a la hora del Ángelus dominical, asegurando que Jesús "sabe" que “nuestra fe es pobre y nuestro camino puede ser perturbado, bloqueado por fuerzas adversas”, pero que, incluso antes de que empecemos a buscarlo, "Él está presente junto a nosotros”.
Abandonarse con confianza en Dios en todo momento de nuestras vidas, especialmente en el momento de la prueba y la turbación: el Evangelio del día hace esta invitación, según el Sucesor de Pedro, quien a la hora del Ángelus de este domingo hizo presente, con convicción, que Jesús “es la mano del Padre que nunca nos abandona”. Él es – afirmó el Papa - “la mano fuerte y fiel del Padre, que quiere siempre y solo nuestro bien”.
Lee aquí las palabras del Papa en el Ángelus.
Así, pues, al finalizar su reflexión, pidió la intercesión de María para que “nos ayude a perseverar en la fe y en el amor fraterno, cuando la oscuridad y las tempestades de la vida ponen en crisis nuestra confianza en Dios”.
tras rezar el Ángelus, recordó los trágicos bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, pidiendo compromiso por un mundo libre de armas nucleares. Pero también el Líbano estuvo en el corazón del Papa: haciendo presente la catástrofe que ha vivido esta semana, el Pontífice renovó su pedido de ayuda a la comunidad internacional. A los obispos, sacerdotes y religiosos del Líbano les dijo: estén cerca del pueblo y vivan un estilo de vida marcado por la pobreza evangélica, sin lujos, porque su pueblo sufre, y sufre mucho.