Francisco pide que "la tecnología no suplante el contacto humano" y "lo virtual no sustituya lo real"
La Pontificia Academia para la Vida celebra estos días la Asamblea Plenaria sobre el tema: "Converger en la persona. Tecnologías emergentes para el bien común"
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Los miembros de la Pontificia Academia para la Vida celebran este lunes, y mañana 21 de febrero, en el Vaticano una Asamblea Plenaria sobre el tema “Convergir sobre la persona. Tecnologías emergentes para el bien común”.
Este lunes los miembros han sido recibidos por el Papa Francisco en la Sala del Consistorio y allí el Santo Padre les ha indicado algunas claves para esta Asamblea y tres grandes desafíos: las condiciones cambiantes de la vida humana en el mundo tecnológico, el impacto de las nuevas tecnologías en la propia definición de “hombre” y “relación” y por último el concepto de “conocimiento” y todas sus consecuencias.
A todo esto, el Papa Francisco les ha añadido una enorme tarea: responder asumiendo las perspectivas de la complejidad, del diálogo trans-disciplinar y de la colaboración entre diferentes sujetos. En su discurso, Francisco ha señalado como el “rápido desarrollo de los medios técnicos hace más intensa y evidente la interdependencia entre el hombre y el bien común” y ha exhortado a “estar atentos a la velocidad de las transformaciones y a la interacción entre los cambios”.
“La fuerza y la aceleración de las intervenciones son tales que producen mutaciones significativas, tanto en el medio ambiente como en las condiciones de vida humana, con efectos y evoluciones no siempre claros y previsibles. Así lo demuestran diversas crisis, de la pandemia a la crisis energética, de la crisis climática a la crisis migratoria, cuyas consecuencias se afectan unas a otras, amplificándose mutuamente. Un desarrollo tecnológico sólido no puede dejar de tener en cuenta estas complejas interconexiones”, ha afirmado el Santo Padre.
Asimismo, Francisco ha añadido que "la forma tecnológica de la experiencia humana es cada día más penetrante: en las distinciones entre "natural" y "artificial", "biológico" y "tecnológico", los criterios con los que discernir lo propio de lo humano y de lo técnico son cada vez más difíciles". De ahí la urgente necesidad de "reflexionar seriamente sobre el valor mismo del hombre".
“En particular, hay que reafirmar con decisión la importancia del concepto de conciencia personal como experiencia relacional, que no puede prescindir ni de la corporeidad ni de la cultura. En otras palabras, en la red de relaciones, tanto subjetivas como comunitarias, la tecnología no puede suplantar el contacto humano, lo virtual no puede sustituir a lo real”, ha subrayado Francisco.
La relación persona-comunidad tiene implicaciones éticas cada vez más complejas dentro de los procesos de investigación científica. Francisco piensa en particular en el ámbito de la salud, en el que "la calidad de la información y de la atención al individuo depende en gran medida de la recogida y el estudio de los datos disponibles".
En su discurso, Francisco ha pedido también respeto por las culturas individuales, especialmente allí donde la perspectiva tecnológica tiende a imponerse como lengua y cultura universales y homogéneas.
Es importante, según el Papa, fomentar el conocimiento a escala humana porque "el tipo de conciencia que ponemos en práctica ya tiene implicaciones morales". Por ello, parece "reductivo buscar la explicación de los fenómenos sólo en las características de los elementos individuales que los componen". "Se necesitan modelos más articulados", afirma el Pontífice, llamando la atención sobre el "entretejido de relaciones con el que se entretejen los acontecimientos individuales".
Resulta paradójico, por ejemplo, refiriéndose a las tecnologías para potenciar las funciones biológicas de un sujeto, hablar de un hombre "aumentado" si se olvida que el cuerpo humano se refiere al bien integral de la persona y, por tanto, no puede identificarse sólo con el organismo biológico. Un planteamiento erróneo en este campo acaba, en realidad, no por "aumentar", sino por "comprimir" al hombre.
La teología "puede contribuir - según el Papa - a la definición de un nuevo humanismo y favorecer la escucha recíproca y la comprensión mutua entre ciencia, técnica y sociedad". Del mismo modo, Francisco ha pedido a la Pontificia Academia para la Vida a seguir considerando "la importancia de la contribución que ofrece el diálogo entre las grandes tradiciones religiosas" y su sabiduría secular.