ÁNGELUS 29 JULIO 2018
Francisco recuerda que la caridad es calidad de Fe
Miles de personas han acudido a rezar el Ángelus con el Papa Francisco en este 29 de julio. El Pontífice s eha referido al Evangelio de hoy, el de la multiplicación de los panes y los peces.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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“Juan nos muestra a Jesús atento a las necesidades primarias de las personas” ha asegurado el Papa Francisco antes de rezar la oración mariana del Ángelus, asomado desde el balcón de la Plaza de San Pedro.
Comentando el episodio de la multiplicación de los panes del Evangelio según San Juan, el Papa explicó que la liturgia de hoy “induce a no quitar la mirada de aquel Jesús que el domingo pasado, en el Evangelio de Marcos, viendo “una gran multitud, tuvo compasión de ella”. Un episodio que surge “de un hecho concreto” puntualizó, pues “la gente tiene hambre y Jesús implica a sus discípulos para que su hambre sea saciada” y con el que Jesús no se limita a dar esto a la muchedumbre, sino que ofrece “su Palabra, su consuelo, su salvación y su vida”.
“Nosotros, sus discípulos, no podemos hacer como quien no quiere la cosa” dijo el Pontífice, y subrayó que sólo escuchando las más sencillas peticiones de la gente y poniéndose junto a sus concretas situaciones existenciales “se podrá ser escuchados cuando se habla de valores superiores”.
Francisco también afirmó que el Evangelio de hoy nos invita a estar disponibles y ser laboriosos, pues Jesús también hoy “sigue dando de comer”, “sigue haciéndose presencia viva y consoladora”, y lo hace “por medio de nosotros”. Además - continuó – no debemos olvidar que “el amor de Dios por la humanidad hambrienta de pan, de libertad, de justicia, de paz y, sobre todo, de su gracia divina, jamás decae”.
El Santo Padre, así mismo, exhortó a “no permanecer como espectadores indiferentes y tranquilos” ante el grito del hambre de tantos hermanos y hermanas en todas partes del mundo – “todo tipo de hambre”, puntualizó.
“El anuncio de Cristo, pan de vida eterna, exige un compromiso generoso de solidaridad en favor de los pobres, los débiles, los últimos y los indefensos” señaló el Papa, explicando que esta acción de cercanía y de caridad “es la mejor comprobación de la calidad de nuestra fe, tanto a nivel personal, como a nivel comunitario”.
Al término del relato, el Evangelista refiere que, cuando todos se saciaron, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que han sobrado para que nada se desperdicie». Momento en el que Francisco pidió a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro que, a imitación de Cristo, “estamos llamados a hacer que los recursos existentes en el mundo, no se desperdicien, no sean destinados a finalidades de autodestrucción del hombre, sino que sirvan para su verdadero bien y su legítimo desarrollo”.
Por último, el Papa pidió orar a la Virgen María para que en el mundo “prevalezcan los programas dedicados al desarrollo, a la alimentación, a la solidaridad”, y no esos “del odio, de los armamentos y de la guerra”.