El Papa Francisco explica la teología de acogida bajo los "criterios evangélicos"
El Santo Padre ha participado con un discurso conclusivos en Encuentro 'La teología después de la Veritatis Gaudium en el contexto del Mediterráneo'
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El Papa Francisco ha dado un discurso este viernes 21 de junio en el congreso organizado por la Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional de Nápole. Lo ha hecho en el marco de su visita a la ciudad de Nápoles en Italia.
Ha querido incentivar el diálogo social en las diferentes sociedades del Mediterráneo: “La teología después de la Veritatis Gaudium es una teología kerigmática, una teología del discernimiento, de la misericordia y de la acogida, que se pone en diálogo con la sociedad, las culturas y las religiones para la construcción de la convivencia pacífica de los individuos y de los pueblos”.
Criterios para una teología después de la Veritatis Gaudium
El Santo Padre en su intervención conclusiva, delineó los “criterios evangélicos” para poder hacer teología después de su Constitución Apostólica publicada en 2017, con el cual ha querido dar un nuevo impulso para la renovación de la teología para una Iglesia en salida. Sobre todo, el Papa dijo que en un contexto como el del Mediterráneo la teología más adecuada para vivir y obrar es “una teología de la acogida” que tiene como criterios y elementos el “kerigma, el diálogo, el discernimiento, la colaboración y la red, que traducen el modo en el cual el Evangelio ha sido vivido y anunciado por Jesús y con el cual puede ser también hoy transmitido por sus apóstoles”.
Kerigma y diálogo, elementos para renovar la teología
En su intervención, el Papa Francisco explicó que, “en el Proemio de Veritatis Gaudium se menciona la profundización del kerigma y del diálogo como criterios para la renovación de los estudios, lo que significa que están al servicio del camino de una Iglesia que pone cada vez más en el centro la evangelización”. En diálogo con las culturas y las religiones, precisó el Pontífice, la Iglesia anuncia la Buena Nueva de Jesús y la práctica del amor evangélico que Él predicaba como síntesis de toda la enseñanza de la Ley, de las visiones de los Profetas y de la voluntad del Padre. En este sentido, el diálogo es ante todo un método de discernimiento y de anuncio de la Palabra de amor que se dirige a cada persona y que quiere ser vivida en el corazón de cada uno. Sólo escuchando esta Palabra y en la experiencia del amor que comunica se puede discernir la relevancia del kerigma.
En este sentido del proceder dialógico es San Francisco de Asís quien explica cómo el diálogo y el anuncio pueden tener lugar, dando testimonio del amor de Dios por todos los hombres. Sirve docilidad al Espíritu, es decir, “un estilo de vida y de anuncio sin espíritu de conquista, sin voluntad de proselitismo y sin una intención agresiva de rebatir”. Un diálogo con las personas y sus culturas que incluye también el testimonio hasta el punto de sacrificar la vida, como lo hicieron, entre otros, Charles de Foucauld, los monjes de Tibhirine, el Obispo de Orán, Pierre Claverie.
Diálogo y colaboración para una teología de la acogida
Otro de los criterios que el Santo Padre presentó para poder hacer una teología de la acogida es el diálogo en colaboración y apertura a la cultura. Este diálogo se establece fomentando cursos de lengua y cultura árabe y hebrea en las facultades de teología para fomentar las relaciones con el judaísmo y el islam, entendiendo sus raíces y diferencias comunes. Con los musulmanes, señaló el Papa, “estamos llamados al diálogo para construir el futuro de nuestras sociedades y nuestras ciudades”, “a considerarlos socios para construir una convivencia pacífica, incluso cuando se producen episodios espeluznantes de grupos fanáticos enemigos del diálogo”. Con los judíos, para “vivir mejor nuestra relación a nivel religioso”. El Mediterráneo – observó el Papa – es un “puente” entre Europa, África y Asia, un espacio para construir una “gran tienda de la paz donde los diferentes hijos del padre común Abraham puedan vivir juntos.
El diálogo como método de estudio y hermenéutica
En este sentido, el Santo Padre presentó dos ejemplos concretos de como el diálogo que caracteriza una teología de la acogida puede ser aplicado a los estudios eclesiásticos. El primero, el diálogo puede ser un método de estudio, además que de enseñanza. Cuando leemos, interpretamos y nos confrontamos con un texto entramos en diálogo con él, con su mundo del cual es expresión, este es una forma de diálogo. El segundo, es que el diálogo se puede realizar como hermenéutica teológica en un tiempo y en un lugar específico. En nuestro caso, precisó el Pontífice, el Mediterráneo al inicio del tercer milenio.
La teología de la acogida y la escucha
Prosiguiendo con su explicación de los criterios evangélicos para una teología de la acogida, el Papa Francisco señaló que, el diálogo como hermenéutica teológica presupone y comporta la escucha consciente. Esto significa escuchar la historia y el vivir de los pueblos que están alrededor del Mediterráneo. Esta escucha debe ser profundamente interna a las culturas y a los pueblos de esta región porque el Mar del Mediterráneo, es el mar del mestizaje, abierto al encuentro, al diálogo y a la reciproca inculturación. En este sentido, la realidad multicultural y pluri-religiosa del Mediterráneo, precisó el Papa, se forma con estas narraciones, el diálogo nace de la escucha de las personas y de los textos de las grandes religiones monoteístas, sobre todo de la escucha de los jóvenes.
Una teología interdisciplinar
Asimismo, el Santo Padre subrayó que, “una teología de la acogida que adopta como método interpretativo de la realidad el discernimiento y el diálogo, necesita teólogos que sepan trabajar juntos y en forma interdisciplinar, superando el individualismo en el trabajo intelectual”. En este camino continuo de salida de uno mismo y de encuentro con el otro, recordó el Papa, es importante que los teólogos sean hombres y mujeres de compasión, tocados por las esclavitudes de hoy, las plagas sociales, las guerras y las enormes injusticias que sufren tantos pobres que viven en las orillas de este “mar común”. La interdisciplinariedad como criterio para la renovación de la teología y de los estudios eclesiásticos implica el compromiso de revisar y reinterpretar continuamente la tradición. En efecto, la escucha de los teólogos cristianos no nace de la nada, sino de un patrimonio teológico que, precisamente en el espacio mediterráneo, tiene sus raíces en las comunidades del Nuevo Testamento, en la rica reflexión de los Padres y en muchas generaciones de pensadores y testigos.
Una teología en red
El Papa Francisco también dijo que, la teología después de la Veritatis Gaudium es una teología en red y, en el contexto del Mediterráneo, en solidaridad con todos los “naufragios” de la historia. La teología – teniendo la mente y el corazón fijos en el Dios misericordioso y compasivo, afirmó el Papa – puede ayudar a la Iglesia y a la sociedad civil a retomar el camino en compañía de tantos naufragios, animando a los pueblos del Mediterráneo a rechazar toda tentación de reconquista y cerrazón de su identidad. Por ello, precisó el Pontífice, el trabajo de las facultades de teología y de las universidades eclesiásticas contribuye a la construcción de una sociedad justa y fraterna, en la que el cuidado de la creación y la construcción de la paz son el resultado de la colaboración entre instituciones civiles, eclesiales e interreligiosas. Es sobre todo un trabajo en la "red evangélica", es decir, en comunión con el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu de la paz, el Espíritu del amor que actúa en la creación y en el corazón de los hombres y mujeres de buena voluntad de toda raza, cultura y religión.
La teología después de la Veritatis Gaudium
Finalmente, el Santo Padre explicó que la tarea de la teología, después de la Veritatis Gaudiumes, es la de sintonizar con el Espíritu de Jesús Resucitado, con su libertad de ir por el mundo y llegar a las periferias, incluso a las del pensamiento. Los teólogos tienen la tarea de fomentar siempre el encuentro de las culturas con las fuentes de la Revelación y de la Tradición. Gracias a Dios, recordó el Papa, las fuentes primeras de la teología, es decir, la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, son inagotables y siempre fecundas; por lo tanto, se puede y se debe trabajar en la dirección de un "Pentecostés teológico", que permita a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo escuchar "en su propio lenguaje" una reflexión cristiana que responda a su búsqueda de sentido y de vida plena. Para que esto suceda, ciertas condiciones son indispensables, como por ejemplo: partir del Evangelio de la misericordia, asumir seriamente la historia en el seno de la teología, mantener la libertad teológica y adoptar una estructura ligera y flexible que den prioridad a la acogida y el diálogo, al trabajo interdisciplinar y en red.