El Papa Francisco se despide de Eslovaquia dejando un mensaje de fraternidad: "Sed tejedores de diálogo"

En la Solemnidad de la Virgen de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa desde el Santuario de Sastin en Bratislava

El Papa Francisco se despide de Eslovaquia dejando un mensaje de fraternidad: "Seáis tejedores de diálogo"

Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco ha presidido la Misa de Despedida en la inmensa explanada del Santuario de Šaštin en Bratislava en su cuarta y última jornada de Visita Apostólica en Eslovaquia. En la Solemnidad de la Virgen de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia, ha empezado este miércoles el cuarto día del Viaje Apostólico del Papa Francisco.

La Virgen María ha sido la protagonista absoluta de la homilía del Santo Padre que ha recordado cómo el pueblo eslovaco “acude con fe y devoción a este Santuario nacional de Šaštín, porque sabe que es Ella la que nos da a Jesús”. El obispo de Roma ha indicado que en el logo de este Viaje apostólico “hay un camino dibujado dentro de un corazón que está coronado por la cruz: María es el camino que nos introduce en el Corazón de Cristo, que ha dado la vida por amor a nosotros”.

"Podemos mirar a María como modelo de la fe"

Ante el Evangelio que se ha escuchado durante la Santa Misa, el Papa cree que “podemos mirar a María como modelo de la fe”. El Pontífice ha resaltado tres características de la fe: el camino, la profecía y la compasión. Según Francisco, la fe de María es “una fe que se pone en camino […] vivió el don recibido como una misión a cumplir, sintió la exigencia de abrir la puerta y salir de su casa”.

Ha continuado el Santo Padre sobre la Virgen María: "A la comodidad de la rutina prefirió las incertidumbres del viaje; a la estabilidad de la casa, el cansancio del camino; a la seguridad de una religiosidad tranquila, el riesgo de una fe que se pone en juego, haciéndose don de amor para el otro”.

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"Una fe que se pone en camino, animada siempre por una devoción sencilla y sincera"

Toda la vida de María, según el Santo Padre, “será un camino detrás de su Hijo, como primera discípula, hasta el Calvario, a los pies de la cruz. María camina siempre. Así, la Virgen es modelo de la fe de este pueblo eslovaco, una fe que se pone en camino, animada siempre por una devoción sencilla y sincera”.

La segunda característica de la fe de María es la profecía: “Con su misma vida, la joven de Nazaret es profecía de la obra de Dios en la historia, de su obrar misericordioso que invierte la lógica del mundo, elevando a los humildes y dispersando a los soberbios” ha dicho Francisco.

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Jesús ha venido para llevar luz donde hay tinieblas

El Papa ha pedido no olvidar que “no se puede reducir la fe a azúcar que endulza la vida. Jesús es signo de contradicción. Ha venido para llevar luz donde hay tinieblas, haciéndolas salir al descubierto y obligándolas a rendirse. Por eso las tinieblas luchan siempre contra Él”.

El obispo de Roma ha indicado como Eslovaquia necesita “mostrar con su vida la belleza del Evangelio, cristianos que son tejedores del diálogo allí donde las posiciones se endurecen, que hacen resplandecer la vida fraterna allí donde a menudo en la sociedad hay división y hostilidad, que difunden el buen perfume de la acogida y de la solidaridad allí donde los egoísmos personales y colectivos predominan con frecuencia, que protegen y cuidan la vida donde reinan lógicas de muerte”.

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La última característica de la fe de María es la compasión: “Su fe es compasiva […] María desgarrada en el alma, Madre compasiva que recoge nuestras lágrimas y al mismo tiempo nos consuela, señalándonos la victoria definitiva en Cristo”.

El Papa, ya acabando la Homilía, ha pedido a los fieles abrirse “a una que se hace compasión, que se hace comunión de vida con el que está herido, el que sufre y el que está obligado a cargar cruces pesadas sobre sus hombros. Una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad. Esta fe, con el estilo de Dios, humildemente y sin clamores, alivia el dolor del mundo y riega los surcos de la historia con la salvación”.

El Papa finalizó su homilía implorando: “que María Santísima les obtenga la gracia de que vuestra fe siempre siga en camino, tenga el respiro de la profecía y sea rica de compasión”.