El Papa Francisco insta a los fieles a ser agradecidos, ya que de esta manera el mundo "se vuelve mejor"
En la última audiencia general de este 2020, el Santo Padre divide el mundo entre dos tipos de personas: "los que dan gracias y los que creen que todo se les debe"
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El Papa Francisco ha instado a los fieles a ser más agradecidos porque, con "la gratitud", el mundo se vuelve mejor, en la última audiencia general de este año 2020 que concluirá este jueves con la celebración de las Vísperas: "El mundo necesita esperanza y, con la gratitud, transmitimos esperanza porque si somos portadores de gratitud, también el mundo se vuelve mejor", ha señalado el pontífice.
Francisco ha aprovechado la catequesis para ofrecer una oración de acción de gracias para desear un año bendecido por Dios e invitar a la gratitud. "El mundo puede dividirse en dos tipos de personas: los que dan gracias y los que creen que todo se les debe", ha señalado el Santo Padre.
Del mismo modo ha invitado a dar las gracias porque así se expresa "la certeza de ser amado". "Es el descubrimiento del amor como fuerza que gobierna el mundo", ha declarado. Así, ha señalado: "En nuestra existencia, más de una persona nos ha mirado con ojos puros, gratuitamente".
Y ha agregado: "Hemos sido pensados antes de que aprendiéramos a pensar; hemos sido amados antes de que aprendiéramos a amar; hemos sido deseados antes de que en nuestro corazón surgiera un deseo". Francisco también se ha solidarizado con el pueblo croata, víctima de un terremoto y ha pedido a las autoridades que "tomen las medidas adecuada para aliviar el sufrimiento de la querida población croata".
La lepra: sufrimiento físico y marginación social y religiosa
“Sabemos que, para los enfermos de lepra, al sufrimiento físico se le unía la marginación social y la marginación religiosa. Jesús no rehúye al encuentro con ellos”, afirma el Papa; y aunque en este pasaje no hay contacto físico, Jesús les invita a presentarse donde los sacerdotes (v. 14). A continuación, subraya: “Jesús no dice otra cosa. Ha escuchado su oración, su grito de piedad, y les manda enseguida donde los sacerdotes”.
Lo que ocurre en el camino
Francisco pone en evidencia las situaciones que se dan cuando ellos van en busca de los sacerdotes: lo primero que ocurre: “Los diez se fían, no se quedan hasta el momento de estar curados, no: se fían y van enseguida, y mientras están yendo se curan, los diez”. Segundo, “de ese grupo, solo uno, antes de ir donde los sacerdotes, vuelve atrás a dar las gracias a Jesús y alabar a Dios por la gracia recibida”. En seguida, Jesús hace notar: “ese hombre era un samaritano, una especie de “hereje” para los judíos de la época. Jesús comenta: «¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?» (17,18)”.
El Papa muestra que este pasaje, por decirlo de alguna manera, “divide el mundo en dos: quien no da las gracias y quien da las gracias; quien toma todo como si se le debe, y quien acoge todo como don, como gracia”.
Toda situación puede convertirse en acción de gracias
Citando al Catecismo, Francisco dice: «Todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias» (n. 2638). Y añade: “La oración de acción de gracias comienza siempre desde aquí: del reconocerse precedidos por la gracia. Hemos sido pensados antes de que aprendiéramos a pensar; hemos sido amados antes de que aprendiéramos a amar; hemos sido deseados antes de que en nuestro corazón surgiera un deseo. Si miramos la vida así, entonces el “gracias” se convierte en el motivo conductor de nuestras jornadas”.
La Eucaristía
“Para nosotros cristianos el dar las gracias ha dado nombre al Sacramento más esencial que hay: la Eucaristía” afirma Francisco, quien añade: “Los cristianos, como todos los creyentes, bendicen a Dios por el don de la vida. Vivir es ante todo haber recibido. Todos nacemos porque alguien ha deseado para nosotros la vida”. Durante la vida, subraya Francisco, “hay personas que nos han mirado con ojos puros, gratuitamente (…) y han hecho surgir en nosotros la gratitud. También la amistad es un don del que estar siempre agradecidos”.
La gratitud crece en el encuentro con Jesús
“Los Evangelios testifican que el paso de Jesús suscita a menudo alegría y alabanza a Dios en aquellos que lo encontraban”, dice Francisco, quien recordando el pasaje de los diez leprosos afirma: “todos estaban felices por haber recuperado la salud, pudiendo así salir de esa interminable cuarentena forzada que les excluía de la comunidad. Pero entre ellos hay uno que a la alegría añade alegría: además de la sanación, se alegra por el encuentro sucedido con Jesús. No solo está libre del mal, sino que ahora también posee la certeza de ser amado”.
Estar en la alegría del encuentro con Jesús
“Cultivemos la alegría (…) tratemos de estar siempre en la alegría del encuentro con Jesús (…) Si estamos en Cristo, ningún pecado y ninguna amenaza nos podrán impedir nunca continuar con alegría el camino, junto a tantos compañeros de viaje” afirma el Papa.