El Papa Francisco reclama a los cristianos sentir “anhelo de paz y justicia” en un contexto de guerra
Durante la recepción a los magistrados del Tribunal del Estado del Vaticano, el Pontífice advierte que la paz sin justicia no es verdadera paz" al no tener un fundamento sólido
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El Papa Francisco, durante la recepción a los magistrados del Tribunal del Estado del Vaticano, el Papa Francisco, ha reclamado “anhelo de paz y justicia” entre todos los cristianos en un contexto de guerra como se vive en Europa tras la invasión de hace un año de Rusia a Ucrania.
En su discurso, el Santo Padre ha lamentado que cuando el mundo se iba recuperando de manera gradual de los efectos de la pandemia, un nuevo conflicto bélico ha hecho temblar los cimientos del planeta, generando una profunda crisis: “Refuerza en nuestra conciencia, hasta hacerse imperativa, la necesidad de dar testimonio para ayudar a construir la paz y la justicia”, ha reclamado.
“La paz sin justicia no es verdadera paz, no tiene fundamento sólido ni posibilidad de futuro. Y la justicia no es una abstracción ni una utopía”, ha continuado argumentando Francisco en presencia de los magistrados vaticanos.
“En la Biblia se explica que la justicia es el cumplimiento honesto y fiel de todo deber para con Dios, es hacer su voluntad. No es sólo el fruto de un conjunto de normas que hay que aplicar con pericia técnica, sino que es la virtud por la que damos a cada uno lo suyo, indispensable para el buen funcionamiento de todas las esferas de la vida común y para que todos lleven una vida serena. Una virtud que debe cultivarse mediante un compromiso de conversión personal y ejercitarse junto con las otras virtudes cardinales de la prudencia, la fortaleza y la templanza”, ha agregado.
Francisco advierte que determinados comportamientos de miembros de la Iglesia dañan su eficacia
El Santo Padre también ha expuesto cómo operan los Tribunales del Estado de la Ciudad del Vaticano, que desempeñan un valioso papel en beneficio de la Santa Sede cuando se trata de resolver litigios civiles o penales. “Se trata de litigios que, por su propia naturaleza, quedan fuera de la jurisdicción de los Tribunales de la Santa Sede y de los tribunales canónicos, y que deben juzgarse sobre la base de un complejo entramado de fuentes canónicas y civiles, como el previsto por el sistema vaticano, cuya aplicación requiere conocimientos específicos”.
En este sentido asegura que, en los últimos años, estas disputas legales y los juicios relacionados con ellas “han aumentado”, al igual que “la gravedad de las conductas que salen a la luz, especialmente en el ámbito de la gestión patrimonial y financiera”.
“Aquí hay que ser claros y evitar el riesgo de confundir el dedo con la luna. El problema no son los pleitos, sino los hechos y conductas que los originan y los hacen dolorosamente necesarios” explica el Papa, quien advierte que “tales comportamientos por parte de los miembros de la Iglesia perjudican gravemente su eficacia para reflejar la luz divina”.
Misericordia y justicia no son alternativas, sino que caminan juntas
Por último, el Papa recuerda a los Magistrados que la Iglesia "cumple su mandato sobre todo cuando da testimonio, con palabras y obras, de la misericordia que ella misma ha recibido gratuitamente" y les invita a, con esta actitud de misericordia y cercanía, “mirar a los hermanos y hermanas, especialmente cuando se encuentran en dificultades, cuando cometen errores, cuando están sometidos a la prueba del juicio”. Una prueba “que a veces es necesaria, cuando se trata de constatar conductas que empañan el rostro de la Iglesia y suscitan escándalo en la comunidad de los fieles”.
Para ello, Francisco les pide realizar un “discernimiento riguroso”, que "impida el desarrollo de una moral fría de escritorio en el tratamiento de las cuestiones más delicadas"; así como el “recurso prudente al canon de equidad”, que puede ayudar a encontrar el necesario equilibrio entre justicia y misericordia.