El Papa Francisco reza para que Dios ilumine a quienes “quieren las guerras"

Coincidiendo con el ochenta aniversario del Desembarco de Normandía, lo que supuso el final del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Francisco ha enviado un mensaje al obispo de Bayeux, Jacques Habert, en el que expresa que sería “inútil e hipócrita recordarlo sin condenarlo y rechazarlo definitivamente, en nombre de aquel ¡Nunca más la guerra! pronunciado por San Pablo VI en la ONU en 1965”

Para el Pontífice, son las miles de tumbas de soldados alineadas en los inmensos cementerios de Normandía el recuerdo más tangible del “colosal e impresionante esfuerzo colectivo y militar realizado para obtener el retorno a la libertad” que supuso el desembarco aliado.

En su mensaje al obispo de Bayeux, el obispo de Roma ha recordado a las víctimas civiles inocentes y a todos los que sufrieron los terribles bombardeos que afectaron a tantas ciudades como Caen, La Havre y Rouen: “El desembarco de Normandía evoca el desastre que representó aquel terrible conflicto mundial en el que tantos hombres, mujeres y niños sufrieron, tantas familias fueron destrozadas, tantas ruinas se causaron”, por lo que considera “sería inútil e hipócrita recordarlo sin condenarlo y rechazarlo definitivamente en nombre de aquel '¡Nunca más la guerra!' pronunciado por San Pablo VI en la ONU en 1965”, ha comentado.

El Papa Francisco lamenta que el mundo de hoy cometa los errores del pasado

Para Francisco, se ha producido un retroceso en lo que se refiere a evitar nuevos conflictos mundiales, a diferencia de décadas anteriores, en las que se pretendía no cometer los mismos errores: “Los hombres tienen poca memoria y es preocupante que a veces se vuelva a considerar seriamente la hipótesis de un conflicto generalizado y que los pueblos se acostumbren lentamente a esta eventualidad inaceptable”, ha advertido.

Francisco ha pedido oraciones para que Dios ilumine a aquellos hombres que “quieren las guerras, a los que las inician, las alimentan sin sentido, las prolongan inútilmente y se aprovechan cínicamente de ellas".

“Querer la paz no es cobardía, sino que requiere la valentía de saber renunciar a algo”, ha sostenido el Santo Padre.