El Papa, en la Solemnidad de Cristo Rey en Asti: "Aquí he venido a reencontrar el sabor de las raíces"
El Santo Padre ha recordado cómo "de estas tierras" partió su padre para emigrar a Argentina: "El Evangelio de hoy nos lleva nuevamente a las raíces de la fe"
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El Papa Francisco ha presidido, desde la Catedral de Asti, la Santa Misa en la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Después de haber vivido un sábado visitando a sus familiares en los pueblos de Portacomaro y Tigliole, Francisco ha querido despedirse presidiendo una Misa con todos los fieles de la ciudad de Asti, en la región de Piemonte.
Durante la homilía, el Santo Padre ha recordado cómo “de estas tierras” partió su padre para emigrar a Argentina: “Y en estas tierras, valiosas por sus buenos productos agrícolas y sobre todo por la auténtica laboriosidad de la gente, he venido a reencontrar el sabor de las raíces”. Reflexionado sobre el Evangelio de este domingo, Francisco ha subrayado como “nos lleva nuevamente a las raíces de la fe […] en el árido terreno del Calvario, donde la semilla de Jesús, al morir, hizo germinar la esperanza, pues plantado en el corazón de la tierra nos abrió el camino al cielo”.
En la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, el Papa ha remarcado como Jesús “adornado sólo con clavos y espinas, despojado de todo mas rico en amor; desde el trono de la cruz ya no instruye a la multitud con palabras, ni levanta la mano para enseñar. Hace mucho más: en vez de apuntar el dedo contra alguien, extiende los brazos para todos. Así se manifiesta nuestro rey, con los brazos abiertos”.
“Se hizo siervo para que cada uno de nosotros se sienta hijo. Se dejó insultar y que se burlaran de él, para que en cualquier humillación ninguno de nosotros esté ya solo. Dejó que lo desnudaran, para que nadie se sienta despojado de la propia dignidad. Subió a la cruz, para que en todo crucificado de la historia esté la presencia de Dios. Este es nuestro rey, rey del universo, porque Él cruzó los más recónditos confines de lo humano; entró en la oscura inmensidad del odio y del abandono para iluminar cada vida y abrazar cada realidad. Hermanos, hermanas, este es el rey que festejamos”, ha dicho el Papa durante la homilía en la Catedral de Asti.
El Papa ha subrayado que Jesús Crucificado “no te dedica una mirada fugaz como frecuentemente hacemos nosotros con Él, sino que permanece ahí […] para decirte en silencio que nada de lo tuyo es ajeno, que quiere abrazarte, volverte a levantar y salvarte, así como eres, con tu historia, con tus miserias, con tus pecados”.
“No estamos en el mundo únicamente para salvarnos a nosotros mismos, sino para llevar a los hermanos y hermanas al abrazo del Rey. Interceder, recordarle al Señor, abre las puertas del paraíso”, ha afirmado el Papa.
Al final de la homilía, Francisco ha subrayado que “depende de nosotros decidir si ser espectadores o involucrarnos. Vemos la crisis de hoy, la disminución de la fe, la falta de participación. ¿Qué hacemos? ¿Nos limitamos a elaborar teorías, a criticar, o nos ponemos manos a la obra, tomamos las riendas de nuestra vida, pasamos del “si” de las excusas a los “sí” de la oración y del servicio? Todos creemos saber qué es lo que no está bien en la sociedad, en el mundo, incluso en la Iglesia, pero luego, ¿hacemos algo? ¿Nos ensuciamos las manos como nuestro Dios clavado al madero o estamos con las manos en los bolsillos mirando?”.