El Papa visita por sorpresa un parque de atracciones cercano a Roma: "Hacéis sonreír a la gente"
Francisco ha visitado la zona marítima de Ostia, donde visitó el parque de atracciones y se reunió con una monja con la que tiene una relación cercana junto a feriantes y artistas
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El Papa Francisco ha visitado por sorpresa este miércoles, 31 de julio, la zona marítima de Ostia, área de Roma en la costa del Mediterráneo, donde realizó una visita en un parque de atracciones en el que se reunió con una monja a la que conoce y feriantes y artistas de circo que toman parte en un festival de verano en el lugar.
El Pontífice, oficialmente todavía en su período vacacional, se presentó sin anuncio público previo al 'Ostia Summer Park', festival que este año celebra su primera edición, donde fue recibido por sor Geneviève Jeanningros, hermanita de Jesús, y la comunidad de feriantes y artistas circenses, tal y como ha informado la oficina de prensa de la Santa Sede.
"El Santo Padre bendijo una imagen de la Virgen protectora del espectáculo ambulante y del circo, y saludó a las familias y los niños presentes", ha concretado la Santa Sede sobre la estancia de Jorge Mario Bergoglio en el llamado 'Luna Park de Ostia'.
El Santo Padre quiso expresarles personalmente su gratitud por “hacer sonreír a la gente”, lo que a juicio de Francisco “no es poca cosa en tiempos de guerra, crisis y dolor social”.
Así fue el encuentro del Papa con los pequeños
El Santo Padre llegó alrededor de las 15:05, bajo un calor de 35 grados, a bordo del Fiat 500 L avanzando entre columpios y coches de choque. A su llegada saludó con dos besos a la Hermana Geneviève Jeanningros, perteneciente a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de Jesús, que hace 56 años reside en una caravana con la hermana Anna Amelia en una pastoral que abraza el legado de Charles de Foucauld de "ir allí donde a la Iglesia le cuesta ir".
Tras el saludo, el Papa accedió junto al párroco de Regina Pacis, Giovanni Vicenzo Patané, a la sala utilizada para fiestas de cumpleaños infantiles. El obispo de Roma, en silla de ruedas, entró con un atronador aplauso, mientras sus colaboradores sostenían caramelos y rosarios para repartirlos entre los asistentes. Una estatua de Spider Man, una piscina inflable, máquinas tragamonedas, paredes coloreadas y pintadas con personajes de dibujos animados adornaban el espacio.
Francisco tomó el micrófono para agradecer a todos la labor que realizan y hacer sonreír a la gente, además de saludar a algunos niños que ya le habían conocido, muy pequeños, en 2018 cuando había celebrado el Corpus Christi en Santa Mónica.
Después abrazó a Óscar, de nueve años, quien le trajo un sobre con una caja de música en forma de carrusel, símbolo de los espectáculos itinerantes. Junto a ella, había una carta y un sobre azul con cinco euros en su interior: "Así puedes comprarte un helado", le explicó el niño. "¿Un helado?", se echó a reír el Papa. El Santo Padre también conoció el testimonio de una madre cuya hija padece una enfermedad de reciente diagnóstico.