Parolin: “El Papa en Bahréin dará un mensaje de unidad, cohesión y paz”
Será el primer Pontífice que viaja al país. Allí se encontrará con la comunidad católica y participará en el Foro de diálogo para la convivencia pacífica
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El Papa estará en Bahréin del 3 al 6 de noviembre. Visitará las ciudades de Manama y Awali, donde participará en el "Bahrain Forum for Dialogue: East and West for Human Coexistence". Entre los eventos principales, la Santa Misa en el Estadio Nacional de Bahréin y el encuentro con los jóvenes en la Escuela del Sagrado Corazón. El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en una entrevista concedida a L'Osservatore Romano y a Radio Vaticana-Vatican News, reitera que "en un mundo caracterizado por tensiones, las contraposiciones, los conflictos", la visita del Papa y los encuentros en Baréin en los que participará son "un mensaje de unidad, cohesión y paz".
— Eminencia, Francisco será el primer Papa que visite Baréin. ¿Cómo se produce esta visita?
— La visita tiene su origen en una invitación que el Rey de Bahréin hizo al Santo Padre, primero de manera más informal y que luego se concretó y formalizó en una carta personal. Y también coincide con este Foro de diálogo para la convivencia pacífica. A la invitación del Rey se sumó la invitación de la Iglesia local, en la persona del administrador apostólico, Mons. Hinder. Quisiera también aprovechar esta entrevista que precede a la visita del Papa para expresar mi profunda gratitud al Rey y a las autoridades baréiníes, así como a la Iglesia de Baréin, por esta invitación y por los preparativos que están haciendo con vistas a la llegada del Santo Padre, por la acogida que le reservarán.
— El Papa participará en la fase final del Foro dedicado al diálogo para la coexistencia humana entre Oriente y Occidente: ¿qué mensaje quiere transmitir en un contexto mundial como el actual?
— Creo que el mensaje que se desprende de este Foro y de la participación del Santo Padre es bastante claro. Es un signo de unidad en un momento particularmente delicado, complejo y en cierto modo trágico de nuestra historia. La invitación al diálogo, la invitación al encuentro entre Oriente y Occidente, en una realidad, como la de Baréin, que es una realidad multiétnica, multicultural y multirreligiosa, y por tanto la capacidad de vivir juntos, la capacidad de colaborar incluso en una realidad compuesta como la que caracteriza a ese país. También habrá, en esa misma ocasión, dos reuniones, una del Muslim Council of Elders -que es una organización que representa a los líderes religiosos musulmanes que están comprometidos a favor del diálogo y del respeto a las religiones- y luego también un encuentro ecuménico en el que convergerán muchos representantes de diferentes países. Pero la señal es siempre la misma: en un mundo caracterizado por tensiones, por contraposiciones, por conflictos, un mensaje de unidad, de cohesión, de paz.
— La presencia del Papa en el Foro nos recuerda a Abu Dhabi, al documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común. Ese texto reitera, en continuidad con el Magisterio de los Papas, que nunca se puede utilizar el nombre de Dios para justificar la violencia y la guerra. ¿Qué actualidad tiene este mensaje hoy?
— Me parece que tiene una gran actualidad y es un poco el hilo rojo que une todos los viajes que ha hecho el Papa a esos países, recordemos el último a Kazajistán. Pero también podemos remontarnos al viaje que hizo a Irak, por ejemplo, el año pasado, o antes a los Emiratos Árabes, a Marruecos, Egipto, Azerbaiyán. Y este hilo rojo es simplemente para decir que, entre Dios y odio, entre religión y violencia, hay una incompatibilidad absoluta, hay una imposibilidad de cualquier contacto y de cualquier conciliación, porque quien acepta el odio y la violencia desvirtúa la naturaleza misma de la religión. Y sobre todo en Kazajstán, el Papa insistió en dos puntos que creo que es importante retomar aquí: por un lado, la purificación, es decir, siempre existe también la tentación de manipular la religión y de utilizarla a veces para fines que no son religiosos, pues para fines de poder, para fines de opresión. Así que el Papa invita a esta profunda purificación. Y al mismo tiempo para unirse: las religiones de verdad pueden colaborar en este sentido, precisamente para eliminar cualquier malentendido, de modo que la religión se convierta siempre en un factor de reconciliación, en un factor de paz, en un factor de cohesión y armonía.
— La inclusión y el respeto a la vida humana son caminos siempre invocados y testimoniados por el Papa: ¿qué significado tienen para este viaje a Bahréin?
— Tienen el mismo significado de siempre. El Papa se hace intérprete de las profundas expectativas de tanta gente que no ve respetados sus derechos, sus derechos fundamentales a la vida, a la inclusión, a compartir los bienes de la tierra. Y así, también en este caso, el Papa será la voz de los sin voz y saldrá al encuentro de las personas que están, en cierto sentido, en las periferias. Pero me parece que estos valores están proclamados en la misma Constitución del país, que habla de evitar toda discriminación por cualquier elemento.
— En Bahréin la religión principal es el Islam, los católicos son una pequeña minoría. ¿Cómo son las relaciones entre la Santa Sede y este país del Golfo?
— Sí, justamente, en Bahréin el Islam es la religión del Estado y la Sharía es la fuente principal de derecho. La comunidad cristiana representa alrededor del diez por ciento de esa población y hay entre 80 y 100 mil católicos. Las relaciones con la Santa Sede se establecieron en 2000 y creo que son buenas. Por parte de las autoridades del Estado, siempre ha habido respeto y cooperación con los católicos, tanto con los fieles como con el Vicario Apostólico. La visita del Papa servirá también, precisamente, para encontrarse con esta comunidad y animarla en su vida y en su testimonio.
Francisco, primer Papa en Baréin: un viaje bajo el signo de la fraternidad
— El Papa estará en las ciudades de Manama y Awali. Aquí se consagró hace un año la Catedral de Nuestra Señora de Arabia: la primera piedra de esta iglesia -un ladrillo de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro- fue donada por el mismo Francisco...
— Sí, existe este vínculo tan estrecho a través de esta piedra simbólica que forma los cimientos de esta iglesia. Esta iglesia es importante, es importante para la comunidad, obviamente, que necesita lugares de culto donde pueda ejercer, vivir su fe a nivel de celebración. Pero también es importante como muestra de ese respeto y atención, que antes mencionaba, por parte de las autoridades del país hacia la comunidad cristiana. Así que es un hermoso símbolo, además de ser una realidad concreta, de lo que ha sido hasta ahora y de lo que esperamos será aún más la actitud hacia la comunidad cristiana.