La pregunta que el Papa Francisco ha hecho para esta Nochebuena: "¿Hago sitio a Dios en mi corazón?"

En este cuarto domingo de Adviento el Papa ha pedido que "seamos abiertos y acogedores a la presencia de Dios, que con su nacimiento viene a salvarnos"

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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Hoy, en el cuarto domingo de Adviento, el Papa Francisco se ha detenido en el Evangelio que nos presenta la escena de la Anunciación. "En una tierra como la de María, perennemente soleada, una nube pasajera, un árbol que resiste a la sequía y ofrece cobijo, una tienda hospitalaria brindan alivio y protección. La sombra es un don que restaura, y el ángel describe precisamente así el modo en el que el Espíritu desciende sobre María, el modo de hacer de Dios: actúa como un amor gentil que abraza, fecunda y custodia, sin hacer violencia, sin herir la libertad".

Antes del rezo mariano del Ángelus de este domingo 24 de diciembre, ha profundizado en la imagen de la sombra que protege, que es recurrente en la Biblia, ha dicho el Papa: "La sombra habla, en suma, de la gentileza de Dios. Es como si Él dijera a María,pero también a nosotros: “Estoy aquí para ti y me ofrezco como tu refugio y tu cobijo: ven bajo mi sombra,quédate conmigo”.

Así se comporta el amor fecundo de Dios: "Y es algo que, en un cierto sentido, podemosexperimentar también entre nosotros, por ejemplo, cuando entre amigos, prometidos, esposos, padres e hijossomos delicados y respetuosos, cuidando a los demás con amabilidad.Dios ama así y nos llama también a nosotros a hacer lo mismo: acogiendo, protegiendo y respetando alos demás".

Escuchar y acompañar

En estos días, ha dicho el Papa, "nos reuniremos en las iglesias, en las casas y por las calles, encontraremos a parientes y amigos que tal vez no veíamos desde hacía tiempo, tal vez escuchemos a alguno que, en cambio, pasa las fiestas solo. Son todas buenas ocasiones para atendernos de manera delicada y discreta: escuchando, acompañando, visitando, haciéndonos también nosotros para los demás “sombra del Altísimo”.

Preguntémonos entonces, en la víspera de Navidad: ¿Deseo dejarme envolver por la sombra delEspíritu, de la dulzura y de la mansedumbre de Dios, haciéndole un sitio en el corazón, acercándome a superdón, a la Eucaristía? Y después: ¿Para qué personas solas y necesitadas podría ser una sombra que repara,una amistad que consuela? Que María nos ayude a ser abiertos y acogedores ante la presencia de Dios, que con mansedumbre viene a salvarnos.

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