El sacerdote que caminó 700 kilómetros para conocer al Papa Francisco: "Ha ocurrido algo maravilloso"

Desde el pueblo de Donnici, en Calabria, en el calor sofocante del verano italiano, el padre Santo Borrelli recorrió más de 700 kilómetros

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Vatican News

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El párroco de la pequeña iglesia de San Michele Arcangelo en Donnici, en Calabria al sur de Italia, se reunió con el Papa Francisco durante la audiencia general del miércoles 1 de septiembre. Un encuentro fruto de un largo viaje: el padre Santo Borrelli recorrió 700 km para llegar al Vaticano.

“Esta mañana ha ocurrido algo maravilloso, he podido abrazar al Papa Francisco y, sobre todo, captar su mirada”. La alegría del padre Santo Borrelli es la recompensa del largo viaje que emprendió a pie para encontrarse con el Pontífice. Su viaje comenzó el pasado 8 de agosto. Desde el pueblo de Donnici, en Calabria, en el calor sofocante del verano italiano, el padre Santo Borrelli recorrió 700 km.

Quería experimentar la fatiga y el malestar para compartirlos. Porque si no se comparten, no se pueden entender”. Así lo manifestó a la edición italiana de Vatican News, a lo que añadió: “En la fuerza de la debilidad, podemos captar la belleza de la vida y devolver la esperanza”. El padre Santo Borrelli es un ávido caminante, y ésta no es su primera vez.

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Camino de penitencia

"Es un camino de penitencia", dijo, un camino “empedrado de encuentros”. El más bonito, confesó, fue cuando llegó al Aula Pablo VI del Vaticano Martina, una mujer que se encontraba en silla de ruedas tras dar a luz a su hijo.

"Todo el mundo en el camino me dijo que se necesita valor para recorrer tantos kilómetros. Y siempre he dicho que hace falta valor para vivir, para superar la ira, las preguntas. Por eso pienso que el caminante es el que intenta aprender a vivir y que participa en el sufrimiento y lo transforma, pasando del sufrimiento a la ofrenda" afirma el padre Santo Borrelli

El sacerdote calabrés dijo convencido: "Los sacerdotes somos quizá demasiado formales, demasiado rígidos y estamos demasiado condicionados por muchas cosas”. Su viaje fue una oportunidad para volver a poner el Evangelio en el centro.

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