Vivir la fraternidad universal: “Rompiendo la venganza, desarmando la violencia, desmilitarizando el corazón”
El Papa Francisco asegura en la Eucaristía celebrada en el Estado Nacional de Bahréin que esta tierra es "una imagen viva de la convivencia en la diversidad"
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El “Bahrain National Stadium” ha acogido este sábado a católicos de los cuatro países del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte —Bahréin, Kuwait, Qatar y Arabia Saudita—, así como de otros países del Golfo, y también de otros territorios. El motivo: la celebración de la Eucaristía presidida por el Papa Francisco. Un aliento y una alegría para muchos.
Así el Papa ha pedido “que nos comprometamos en empezando por vivir concreta y valientemente la fraternidad universal, perseverando en el bien incluso cuando recibimos el mal, rompiendo la espiral de la venganza, desarmando la violencia, desmilitarizando el corazón”.
Amar siempre
Ante 30.000 personas llegadas de Filipinas, Sri Lanka e India, se ha centrado en su homilía en la explicación del Evangelio de Mateo (5,38-48) en el que Jesús invita a “amar siempre y a amar a todos”. Así, Francisco ha explicado que “amar siempre” significa “permanecer siempre en su amor, cultivarlo y practicarlo cualquiera que sea la situación que vivamos”. Sabe Jesús que esto no será fácil y “no propone un amor sentimental y romántico, como si en nuestras relaciones humanas no existiesen momentos de conflicto y entre los pueblos no hubiera motivos de hostilidad”.
Así, Francisco ha asegurado que “Jesús no es irenista, sino realista, habla explícitamente de «los que les hacen el mal» y de «enemigos». Sabe que en nuestras relaciones tiene lugar una lucha cotidiana entre el amor y el odio; y que también dentro de nosotros, cada día, se verifica un combate entre la luz y las tinieblas, entre muchos propósitos y deseos de bien y esa fragilidad pecaminosa que frecuentemente nos domina y nos arrastra hacia las obras del mal”. Además, ha explicado que Jesús sabe de lo que experimenta el hombre tras muchos esfuerzos sin una recompensa, sin el bien que se esperaba.
Ante el mal, amor
La propuesta de Jesús, según ha dicho el Pontífice, es pedir a los suyos “la valentía de arriesgarse por algo que aparentemente parece la opción perdedora. Pide que permanezcamos siempre, fielmente, en el amor, a pesar de todo, incluso ante el mal y el enemigo”.
“Reaccionar de una forma simplemente humana nos encadena al “ojo por ojo, diente por diente”, pero eso significa hacer justicia con las mismas armas del mal que recibimos. Jesús se atreve a proponernos algo nuevo, distinto, impensable, suyo: «yo les digo que no hagan frente al que les hace mal; al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra» (v. 39). Esto nos pide el Señor, no que soñemos con un mundo irénicamente animado por la fraternidad, sino que nos comprometamos en empezando por vivir concreta y valientemente la fraternidad universal, perseverando en el bien incluso cuando recibimos el mal, rompiendo la espiral de la venganza, desarmando la violencia, desmilitarizando el corazón”.
Permanecer en el amor
Esta invitación se refiere primero a “las situaciones concretas de la vida: a nuestros lazos familiares, a las relaciones en la comunidad cristiana, a los vínculos que se cultivan en la realidad laboral y social en la que nos encontramos”.
El Papa reconoce que “habrá fricciones, momentos de tensión, conflictos, visiones distintas, pero quien sigue al Príncipe de la paz debe buscar siempre la paz. Y no se puede restablecer la paz si a una palabra ofensiva se responde con otra palabra todavía peor, si a una bofetada le sigue otra”. Por eso, ha explicado con fuerza que “es necesario «desactivar», quebrar la cadena del mal, romper la espiral de violencia, dejar de albergar rencores, dejar de quejarse y compadecerse de sí mismo. Hay que permanecer en el amor, siempre”.
Amar a todos
El segundo aspecto del amor que Jesús propone es “amar a todos”, más allá de las fronteras de la lógica humana. Francisco ha explicado que “amar al prójimo, al que tenemos cerca de nosotros, aunque es razonable, es ya difícil”. Así, ha puesto como ejemplo la zona del Golfo Pérsico: “Esta tierra es precisamente una imagen viva de la convivencia en la diversidad, de nuestro mundo cada vez más marcado por la permanente migración de los pueblos y del pluralismo de las ideas, usos y tradiciones”. Entonces, el verdadero desafío es “amar a todos, incluso a los enemigos”.
Francisco ha indicado que esto “significa elegir no tener enemigos, no ver en el otro un obstáculo que se debe superar, sino un hermano y una hermana a quien amar”.
Afecto y cercanía
El Santo Padre ha terminado su homilía agradeciendo el “sereno y alegre testimonio de fraternidad, para ser en esta tierra semilla de amor y de paz”. “Y a ustedes, a todos los que han venido a esta celebración desde los cuatro países del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte —Bahréin, Kuwait, Qatar y Arabia Saudita—, así como de otros países del Golfo, y también de otros territorios, les traigo hoy el afecto y la cercanía de la Iglesia universal, que los mira y los abraza, los quiere y los alienta”, ha finalizado.