La Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén comienza su segunda fase de restauración: "Un signo de ecumenismo"
El arreglo de la estructura del monumental templo nace fruto del acuerdo entre católicos, ortodoxos y armenios, las tres confesiones cristianas encargadas de los Santos Lugares
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La Basílica del Santo Sepulcro, ubicada en el casco histórico de Jerusalén (Israel), comenzará su segunda fase de restauración. Así lo ha informado, a través de un comunicado, la Custodia de Tierra Santa, agrupación franciscana encargada de guardar y administrar los Santos Lugares.
El arreglo y mejora de la estructura del monumental templo nace fruto del acuerdo entre católicos, ortodoxos y armenios, las tres confesiones cristianas encargadas de la gestión de los Lugares.
Aunque la restauración comienza en estos momentos, lo cierto es que había sido anunciada a finales de 2019, con previsión para comenzar en 2020. Sin embargo, la pandemia de la covid-19 y el consecuente confinamiento que tuvo lugar en Israel impidió el inicio de las labores.
En 2017 tuvo lugar una primera fase de restauración de la "iglesia de la resurrección", en la que se recuperó la belleza estética del Sagrado Edículo, pequeña edificación dentro de la Basílica que contiene el sepulcro en el que permaneció el cuerpo de Jesús hasta su Resurrección. Se prevé que las obras tengan una duración de 26 meses, aunque se están estudiando diferentes medios para acortar ese plazo.
Colaboración entre cristianos para devolver su esplendor al lugar de la Resurrección
Paola Croveri, coordinadora del proyecto, explica que se prestará un enfoque especial en el estudio de los materiales, de cara a preservar el modelo de construcción original del templo: "Queremos preservar al máximo los materiales existentes en la basílica. Estas piedras han visto millones de peregrinos, son un testimonio del pasado y de estos dos mil años. Sin embargo, también queremos dar unidad a estas piedras haciéndolas más accesibles".
Por su parte, fray Francesco Patton, Custodio de Tierra santa, expresó su gran alegría por la posibilidad de seguir adelante con la restauración, así como la colaboración entre los líderes de las tres ramas del cristianismo: "Es la iglesia más importante del mundo y tiene un valor simbólico extraordinario, ya que es la única iglesia del mundo donde celebramos los greco-ortodoxos, los armenios y nosotros los católicos. El paso de hoy marca la continuación de la cooperación entre nuestras tres comunidades, que no es solo material, sino que es un signo de ecumenismo, un signo extraordinario para toda la Iglesia".
Tanto Teófilo III, patriarca ortodoxo de Jerusalén, como el padre Samuel Aghoian, superior de los armenios en Tierra Santa, se expresaron en este mismo sentido, destacando su felicidad por la realización del proyecto y la colaboración entre las tres confesiones cristianas.