El error que podrías estar cometiendo durante el confinamiento sin que posiblemente te hayas dado cuenta
Tras varias semanas de aislamiento social en nuestros hogares para evitar la propagación del COVID-19, este es el peor error que podríamos cometer
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El estado de confinamiento en el que estamos inmersos para evitar la propagación del COVID-19 ha alterado considerablemente nuestro día a día. Los más pequeños de la casa estudian a distancia, los adultos teletrabajan y otros, por desgracia, no pueden asistir a su puesto de trabajo pero tampoco tienen opción a cumplir con sus tareas profesionales desde el hogar. En cualquier caso, no cabe duda que tenemos en general más tiempo libre.
Algunos matan el tiempo libre en hacer deporte, cocinar, hacer limpieza general... pero tampoco nos engañemos, son bastantes los que optan por tumbarse en el sofá y abandonarse al mundo de la televisión, las películas y las series. Un plan atractivo y sugerente que, en sus dosis adecuadas, no merece ser cuestionado. Otra cosa es cuando limitamos buena parte de nuestra agenda a ello.
Es ahí donde entra en juego uno de los pecados capitales mencionados en las primeras enseñanzas de la moral cristiana: la pereza. Ello implica descuidar otras obligaciones. Y es que la pereza está considerada como la responsable de buena parte de nuestros vicios, dejando en un segundo plano los valores humanos.
La pereza además afecta al entorno en el que te rodeas, ya que en este caso se puede hacer válido la expresión “se pega todo menos lo bueno”. Pues eso, es fácil imitar a quien adopta esta actitud poco diligente, especialmente si se tratan de menores o personas de escasa iniciativa y baja autoestima.
Los efectos de la pereza
Como hemos comentado, se trata de un defecto y un pecado que anula el talento y nos impide invertir nuestro tiempo en algo más productivo. Mata al conocimiento, el cumplimiento de los objetivos y las metas, lo que a la larga podría generar un sentimiento de frustración. Denota también egoísmo, ya que es una forma de que la persona exprese la idea del "yo primero" y luego el prójimo. Hace que la resolución de los posibles problemas de un individuo queden aplazados. La pereza llama al aburrimiento, que a su vez propicia mayores dosis de pereza.
Sin duda, los efectos de la pereza son más nefastos si tienes cargas personales o profesionales. Si regentas un negocio, puedes acabar por arruinarlo por no querer acometer las reformas o medidas necesarias para reflotarlo. Pero volviendo al confinamiento, imagina que eres padre o madre, y tienes a tu cargo a tus hijos. Si el ejemplo que estás dando estas semanas, en las que pasamos en familia tantas horas juntos en casa, es la de la vagancia y holgazonería, flaco favor haces a tus hijos para su educación. Nuestra imagen personal o nuestro estado de salud también podría verse afectada por este vicio repleto de riesgos.
¿Cómo hacer frente a la pereza en estos tiempos de aislamiento?
Es posible que en estas semanas el tener tanto tiempo libre hace que muchas personas vean decaídos sus ánimos, el aburrimiento haga su presencia, lo que acaba por traducirse en pereza. Y es que el origen de la pereza suele estar vinculado a algún factor que nos desanima o asusta, como podría ser la actual crisis sanitaria del coronavirus y sus consecuencias. Por ello, ahora más que nunca debemos agudizar nuestro ingenio para ser más productivos, marcarnos objetivos y retos de futuro que pueden cimentarse en tu hogar para luego desarrollarlo en el exterior, una vez se recupere la normalidad.
Descansar bien y respetar las horas de sueño es muy importante, para de esta manera no excursarse en el sueño o el cansancio nuestra vagancia. Dividir los grandes objetivos, desafíos u obligaciones en tareas más pequeñas que sean fáciles empezar y resolver, para así vencer la pereza y el miedo, pues a medida que se van cumpliendo, se va ganado confianza.
Intentar estar saludable, haciendo ejercicio físico y alimentándose correctamente, pues la pereza puede provenir de alguna enfermedad o de la mala nutrición. Intentar tener siempre actividades pendientes de hacer es otra buena estrategia que podemos aplicar.