Grace McCallum: la vida espiritual de la gimnasta que participará en los Juegos Olímpicos de Tokio
La joven deportista lleva siempre consigo un rosario y una cruz cuando viaja y que la oración le ayuda a entrenar
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Si el mundo no hubiera conocido la emergencia sanitaria mundial que supueso la covid-19, los Juegos Olímpicos de Tokio se habrían celebrado durante el verano de 2020 Sin embargo, la pandemia obligó a postergarlos un año, a la espera de una situación sanitaria menos peligrosa.
Finalmente, aunque con algunas medidas de seguridad para evitar posibles contagios, el evento que reúne cada cuatro años a deportistas de todo el mundo se celebrará del 23 de julio al 8 de agosto de 2021. Entre los participantes, contará con Grace McCallum, una joven de 18 años que destaca no solo por sus aptitudes deportivas, sino también por una profunda fe en Cristo.
Originaria de Issanti, Minnesota (Estados Unidos) y feligresa de la parroquia St. Elizabeth Ann Seton, Grace es una de las seis mujeres que participarán en los Juegos Olímpicos este año. Competirá en equipo junto con Simone Biles (también famosa gimnasta estadounidense y católica), Sunisa Lee y Jordan Chiles.
Una vida basada en el deporte y la fe
Según la revista católica Central Minnesota Catholic, Grace no viaja a ninguna parte sin su rosario y una cruz que pertenecía a su abuela. Además, los familiares de la joven afirman que ella siempre aprecia que la gente se acerque a decirle que reza por ella, ya que la gimnasia es un deporte muy duro. Según Sandy McCallum, la madre de Grace, la oración es "una de esas áreas en las que decimos: la mantiene enfocada. Sigue rezando".
Grace, por su parte, considera que la gimnasia es un talento que le ha dado Dios, por lo que debe "usarlo y no desperdiciarlo". Se encomienda a santa Filomenta, su patrona desde el día en que recibió su confirmación. Así lo hizo ella y sus familiares en 2019, cuando compitió en los campeonatos estadounidenses y consiguió de forma inesperada la medalla de bronce.
Ahora Grace aspira a logros más altos y se sigue encomendando a Dios para conseguir lo que se propone. Su rosario y la cruz de su abuela estarán en Tokio mientras ella compite por los títulos olímpicos.