La Iglesia maronita de Líbano exige "verdad y justicia" un año después de la explosión en el puerto de Beirut
Tras una jornada de protestas, el patriarca celebró una Misa en el puerto de Beirut, zona cero de la enorme explosión que, hace un año, provocó la muerte de más de 200 personas
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El cardenal Béchara Raï, patriarca maronita en Líbano, celebró el pasado 5 de agosto una Misa en el puerto de Beirut, conmemorando el primer aniversario de la explosión que, el 4 de julio de 2020, provocó la muerte de más de 200 personas y dejó tras de sí otros 6.500 heridos.
Durante la Misa, celebrada tras una jornada de protestas y enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, el patriarca recordó que se trata de "la tercera mayor explosión no nuclear de la historia de la humanidad".
"En las calamidades y catástrofes, sólo Dios es el consuelo y la esperanza", explicaba el cardenal a los fieles congregados en la zona cero de la explosión. También se refirió a las palabras pronunciadas por el Papa Francisco recordando la trágica fecha, y explicó que contribuyen a sanar a los que sufireron la explosión, "de manera especial a curar las heridas de las familias de las víctimas, de los heridos y de todos los libaneses".
Un llamamiento a los políticos para tomar conciencia y esclarecer los hechos
No obstante, lejos de quedarse en un recuerdo hacia los fallecidos en el brutal suceso, el patriarca Raï hizo un llamamiento para exigir respuestas: "La tierra seguirá temblando en este lugar hasta que sepamos la verdad sobre lo ocurrido en el puerto de Beirut. El Estado debe la verdad no sólo a las familias de las víctimas, a los heridos y a los afectados, sino a todos los libaneses". De este modo, el prelado pidió a las autoridades competentes que actúen para esclarecer lo ocurrido.
Al mismo tiempo, aprovechó para hacer un llamamiento de conciencia a los líderes políticos del país, apelando a la paz y a la reconstrucción de Beirut: "No queremos luchar más, no queremos más guerras. Declaramos nuestra lealtad a Beirut reconstruyéndola: con su belleza y su patrimonio".
"Para Dios, el tiempo es infinito. Dios nos mira con su misericordia, abraza a nuestras víctimas y las une con la ternura de su corazón y las luces de su gloria", afirmó el cardenal, transmitiendo así el consuelo de Dios a los familiares de los fallecidos.