Los motivos por los que el agua del Santuario de Lourdes es milagrosa
La Virgen le pidió a santa Bernadette que excavara en la tierra y bebiera del agua que encontraría. De ahí salió una fuente de agua que ha sanado enfermedades incurables
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El Santuario de la Virgen de Lourdes, situado al pie de los Pirineos franceses, es una de los lugares marianos más visitados de la cristiandad. Sin duda, las apariciones de Nuestra Señora a la pequeña Bernadette Subirous -santa Bernardita- son unas de las más sonadas de la historia, junto con otras como Fátima, en Portugal, o Guadalupe, en México.
El 11 de febrero de 1858, la Virgen se aparece a Bernadette en la Gruta de Massabielle, donde la joven solía ir para recoger leña. Desde entonces, la Señora -como Bernadette la llama- se aparece durante los siguientes cinco meses en el mismo lugar, generando una gran expectación y curiosidad entre los vecinos de Lourdes, de los que Bernadette recibió varias veces insultos y desprecios, ya que al principio pensaban que mentía.
El 25 de febrero, dos semanas después de comenzar las apariciones, la Virgen pidió a Bernadette que bebiera de la fuente, al tiempo que señalaba un punto concreto en el suelo. Aunque encontró un agua cenagosa y sucia en el lugar indicado, Bernadetta obedeció lo que le decía la Señora y bebió. Más tarde salió de ahí una fuente que, hasta el día de hoy, sigue manando agua.
Si ya de por sí es extraordinario que la joven encontrara una fuente en el lugar exacto que la Virgen le señalaba, es más impactante conocer que, desde entonces, muchas personas afirman haberse curado de enfermedades graves e incurables tras haber bebido de ese agua o haberse lavado con ella.
¿Por qué es milagrosa el agua de Lourdes?
No todas las personas que beben del agua de Lourdes se curan de sus enfermedades físicas. De hecho, tan solo una pequeña parte de las sanaciones han sido reconocidas como milagrosas.
El agua de Lourdes, lejos de ser simplemente una fuente de agua que cura enfermedades terminales, es un anuncio de la salvación que trae Cristo. Las sanaciones físicas son, sin duda, un hecho impactante, pero también llaman a buscar una trascendencia y un bien aún mayor.
La Virgen viene a anunciar por esta agua la salvación que trae Cristo para que las almas vuelvan los ojos y el corazón a Él. El agua de Lourdes es un signo físico que llama a la sanación de los corazones por la gracia de Cristo. María se hace intermediaria en este proceso, de forma que, por medio de Ella, todos puedan llegar a Cristo, en quien pueden ser sanados.
El agua de Lourdes también es un signo que remite a las palabras de Jesús en el Evangelio cuando habla con la samaritana junto al pozo: "El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna" (Jn 4, 14).