El testimonio de conversión de Sor Lucía Marie: "Me llenó el deseo de derramarme por el amor de Cristo"
La religiosa decidió ingresar a la Orden dominica tras un periodo de discernimiento, motivado por un libro en el que la protagonista recibía el trato de 'esposa de Cristo'
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Las dominicas de Nashville son una comunidad perteneciente a la Orden de Predicadores, fundada por Santo Domingo de Guzmán. A esta comunidad pertenece Sor Lucia Marie, una religiosa que decidió convertirse al catolicismo tras un período de discernimiento y enamoramiento de Cristo.
Sor Lucía relata su testimonio explicando que, por aquel entonces, era protestante. De hecho, explica que comenzó "a explorar la idea de la vocación incluso antes de convertirme en católica". La raíz de este pensamiento se remonta al momento en que Lucia decidió comprar una novela sobre una monja enfermera.
La lectura de este libro causó en ella un gran impacto, ya que "era la primera vez que veía a una monja ser llamada 'esposa de Cristo', y aquella idea me consumió". Tras aquella lectura, Lucía se preguntaba qué querría decir eso de ser esposa de Cristo, por lo que su interés creció y comenzó a interesarse por las vidas de otros santos.
El encuentro real con Cristo en la Eucaristía
Además, comenzó a visitar una capilla de Adoración Perpetua en una iglesia cercana a su domicilio. Allí pudo experimentar la presencia real de Jesús en la Eucaristía: "Estaba mirando a la Hostia y pensé: "Los católicos creen que es Jesús". Entonces me dí cuenta: "¡Es Jesús!". Supongo que ese fue el momento real de mi conversión".
En aquella capilla, Lucía descubrió su deseo de convertirse en 'esposa de Cristo': "Me llenó el deseo de derramarme por el amor de Cristo, de entristecerme en sus sufrimientos y complacerme en sus alegrías". Poco después leyó una obra de Edith Stein, en el que la santa explicaba que "una persona escucha el llamado de Dios para ser su esposa, nada más puede satisfacerla".
Finalmente, fue bautizada en Pascua, y su deseo no hacía más que aumentar. Por este motivo, su director espiritual le animó a fortalecer su vida de oración, llegando a tener una hora ante el Señor todos los días. Esto, junto con la lectura de un libro de San Martín de Porres le llevaron a tomar la decisión definitiva de ser dominica. Tras hacer un retiro en la Casa Madre, fue aceptada en la Orden el Domingo de Ramos siguiente.
"Ahora que estoy aquí, me doy cuenta de que no solo la vida es diferente de lo que esperaba, sino que en realidad ha superado las expectativas", sentencia Sor Lucía, quien también afirma la gran importancia que cobra la comunidad dentro de la vida religiosa: "Con mis hermanas estoy aprendiendo a ver y servir a Cristo. La razón por la que estoy tan feliz no es porque viva en un entorno tan agradable o tenga acceso a una bonita capilla. Es porque estoy aprendiendo cada día a amar más y a ver el mundo desde la perspectiva del Cielo".