El testimonio de Gyongyi Dani, esgrimista paralímpica que saludará al Papa en el Congreso Eucarístico

La deportista se lanzó de la azotea de un edificio a los 16 años, con intención de suicidarse. Al quedar discapacitada, su encuentro con Dios le impulsó a vivir y practicar deporte

El testimonio de Gyongyi Dani, esgrimista paralímpica que saludará al Papa en el Congreso Eucarístico

Redacción Religión

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Gyongyi Dani es una deportista paralímpica hungará que compite en la modalidad de esgrima. Se trata de una mujer que acumula un total de medallas de su modalidad, obtenidas en los Juegos Paralímpicos de Atenas, Londres y Río de Janeiro. Esta esgrimista saludará al Papa Francisco en Budapest, cuando el Santo Padre oficie la Misa de clausura del 52º Congreso Eucarístico Internacional, que se celebra en Budapest (Hungría) del 5 al 12 de septiembre.

A pesar de las alegrías que esta mujer ha vivido, lo cierto es que su historia esconde un profundo dolor y una historia de superación poniendo a Dios como el pilar de su vida.

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A los 16 años, Gyongyi intentó suicidarse tirándose de la azotea de un edificio: "Estaba desesperada y frustrada, sobre todo por mi propia culpa". Esta situación le llevó a tener la obsesión por saltar desde aquel tejado, momento en el que, según explica, "alguien gritó, y no se si fui yo o alguien de los que me vio caer".

El suceso le llevó a vivir sentada en una silla de ruedas el resto de su vida. Además, tuvo que ser trasladada de instituto, por lo que fue enviada a un centro educativo para discapacitados. Fue en este lugar donde su vida comenzó cambiar.

En silla de ruedas, pero con una vida más grande y plena

Al centro acudían otros compañeros que conformaban una comunidad católica: "Iban a la iglesia cada domingo y me invitaron a un retiro de jóvenes en Nagymaros. La predicación del padre Lajos Kérenyi me tocó profundamente. Parecía dirigirse personalmente a mí. Habló de una vida nueva en la fe y del Espíritu Santo".

Desde entonces, comenzó su entrenamiento para competir en modalidades desportivas. En 2004 convenció a la Plataforma de Asociaciones de Discapacitados de Hungría y al Instituto Nacional de Rehabilitación Médica para convocar una jornada anual de encuentros deportivos para discapacitados.

Además de la esgrima, practicó esquí alpino entre 2009 y 2013, llegando a la segunda posición de slalom en Auron (Francia). También fue invitada a participar en los Juegos Paralímpicos de Vancouver, aunque no pudo acudir debido a una lesión.

También tuvo que sufrir al momento de crear una familia, ya que su primer marido falleció en 2011. Sin embargo, la oración le permitió seguir avanzando: "Ofrecí mi medalla de plata en Londres en memoria de mi marido fallecido". No obstante, dos años después conoció a su actual marido, con quien tiene un hijo de cinco años. Ha aprendido a llevar la silla de ruedas como un signo de la cruz que le ha sido asignada en su vida: "No creo llevar una cruz; quizá suena raro, pero es mi cruz la que me lleva a mí".