La vocación del sacerdote Gaétan Kabasha, superviviente al genocidio de Ruanda durante su etapa de seminarista
El joven tuvo que escapar al Congo en 1994. Desde entonces, su deseo de ser sacerdote le llevó a buscar ayuda en diferentes países. En todo momento se sintió apoyado por el Señor
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Gaétan Kabasha nació en Ruanda en 1972, en una familia cristiana de agricultores. Vivía con sus abuelos cuando sintió la vocación al sacerdocio. Entró al seminario en 1994, año en que se perpetró el genocidio de Ruanda.
En 1994 fue asesinado el presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana. Los hutus no tardaron en atribuir el magnicidio a los tutsis, la etnia rival. Con esta acusación dio comienzo uno de los mayores genocidios de las últimas décadas, en una masacre que se llevó la vida de más de un millón de ciudadanos tutsis.
Entre los perseguidos por el genocidio se encontraba Gaétan, quien, como muchos ruandeses, se dispuso a huir del país. En aquel momento, tan solo la vocación al sacerdocio mantenía viva la esperanza del joven seminarista.
Durante más de un año, Gaétan permaneció internado en un campo de refugiados ubicado en la actual República Democrática del Congo. Allí fue intérprete y agente de salud comunitaria, además de alguna ocasión en que tuvo que ejercer como dentista de forma improvisada.
Sin embargo, en 1995 se supo que iban a devolver a los refugiados a Ruanda. En este momento, Gaétan decidió escapar y buscar ayuda para llegar a la República Centroafricana. Se hizo con un documento de identidad falso y, cuando estaba a punto de ser descubierto en el control del aeropuerto, recibió la ayuda de una monja que aseguró que el seminarista viajaba con ella.
De vuelta al principio, pero sin perder la esperanza
Tras llegar a la República Centroafricana, el gobierno del país emitió un decreto que ordenaba el regreso de los ruandeses a los campos de refugiados. Se trataba de una medida de varios países de la región para evitar la mayor internacionalización del conflicto que sufría Ruanda. De esta forma, fue deportado de regreso al campo de refugiados del Congo.
De vuelta en el punto de partida, acudió al obispado, donde vivió durante un año y medio hasta que fue detenido bajo la sospecha de espionaje. Volvió a escapar y, disfrazado de congoleño, consiguió nuevos documentos para viajar a República Centroafricana.
A su llegada, fue diagnosticado de un principio de hernia. Ante la falta de medios y dado que el doctor que le atendía no tenía licencia, tuvo que ser operado de forma clandestina sobre la mesa de un comedor y sin anestesia.
Después de tanto dolor y persecución, Gaetán fue enviado al seminario de Bangui, donde permaneció durante dos años. Después, en 1999, fue trasladado a Madrid, donde completó su formación cuatro años después. Finalmente, Gaétan Kabasha fue ordenado sacerdote en 2003, en la catedral de la Almudena, para dedicarse al servicio de los demás y la salvación de las almas.